CIUDAD DE MÉXICO, 21 de noviembre, (CDMX MAGACÍN).Ya nada queda de la Plataforma UBER en CDMX, como la conocimos, ya que este año ha sido muy criticada, por su poca seguridad y sus formas de afectar la economía de sus usuarios, y es que ha sido denunciada de acoso, secuestro, discriminación y sucias artimañas de los chóferes para cobrar más.
Está comprobado que el modus operandi de estos choferes (aproximadamente un grupo de entre 30 y 50 choferes) consiste en comenzar a pedir a familiares y amigos que soliciten viajes en determinadas zonas y luego cancelarlos, en ese momento el algoritmo de la aplicación va a detectar que hay un incremento de peticiones del servicio y en forma automática aplicará “las tarifas dinámicas” con la que aumentará el costo del viaje, todo ello en detrimento del bolsillo de los usuarios.
Discriminación, tortuguismo, acoso y robo
Una de las quejas más recurrentes de los usuarios de las plataformas han sido discriminación, principalmente a personas con discapacidad, a quienes los choferes les han negado el servicio por tener sillas de ruedas o llevar a sus perros guía.
Una práctica común de los choferes de UBER es que “aceptan los viajes” y se alejan. En las quejas de los usuarios reportan que los conductores de Uber, aunque se encuentren a una corta distancia, estos se alejan cada vez más o simplemente “no se mueven”, todo ello con el fin de que el usuario se desespere y les cancele para que el “socio Uber” reciban una comisión por el “tiempo Invertido” sin la necesidad de realizar el viaje y/o para incrementar la tarifa en la zona. Una vez que el usuario cancela, la nueva tarifa es más alta y no le queda más remedio al usuario que aceptar o usar otra forma de transporte.
Referente al tema de los robos e inconsistencias en los servicios de envíos, hay testimonios como el de la actriz Geraldine Bazán, quien denunció que una unidad de Uber robó sus artículos de belleza al utilizar el servicio de envío. El conductor simplemente “le desapareció” su entrega.
Otro caso fue el de la actriz, Paulina Goto, quien reportó un incidente de un intento de secuestro, en el que tuvo que aventarse del carro en movimiento debido a que sentía que estaba en peligro por la actitud del chofer.
Y finalmente, la artesana indígena Josefina Mendoza, denunció el robo de 39 mil pulseras que por 5 meses estuvo haciendo a mano para venderlas en la CDMX. La mujer originaria de Veracruz solicitó el servicio de UBER, colocó dos costales con las artesanías en la cajuela del auto Dodge, placas NDM-8504, y cuando bajó de la unidad, el vehículo huyó.
Pero también están las mañas de “estructura piramidal” de los “Socios UBER”, quienes se ofrecen a registrar a los nuevos usuarios, dando una pequeña fianza y al final, UBER por cada conductor nuevo que registran con su código a la plataforma les dan de $8,000 a $14,000 por conductor y al nuevo conductor nada que le dan.
En Facebook hay infinidad de anuncios de hombres y mujeres que ofrecen sus servicios a los nuevos conductores de esta plataforma.
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