En las últimas semanas, entre líderes de oposición de la Ciudad de México ha empezado a crecer la desconfianza sobre la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, a quien la empiezan a ver como factor de división, jalando para su molino.
En las últimas semanas, entre líderes de oposición de la Ciudad de México ha empezado a crecer la desconfianza sobre la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, a quien la empiezan a ver como factor de división, jalando para su molino.

Glorieta de Colón

Ahora que Sandra Cuevas solicite licencia como alcaldesa opositora en la Cuauhtémoc ante el Congreso de la Ciudad de México, tiene dos ventajas por las cuales la mayoría de Morena no debería negarle el permiso para ausentarse hasta por 60 días. La primera: se espera que sea votada prácticamente a la par de la licencia para Clara Brugada, edil morenista de Iztapalapa, y por práctica parlamentaria –que pocas veces cumple Morena–, la autorización debería ser mero trámite. Pero si eso no fuera suficiente, en el Congreso son mayoría en Morena los legisladores afines a Brugada, empezando por la coordinadora de la bancada, Martha Ávila, quien por cierto aspira a ser candidata a la Alcaldía Iztapalapa. A ellos les conviene que Sandra vaya a hacer campaña, pues su objetivo es irse todo en contra de Omar García Harfuch, y eso va a beneficiar a Brugada, que no la tiene fácil para ganarle la candidatura. En este caso opera aquella máxima de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo.

 

¿Otra simulación?

Ahora que Mario Delgado, presidente nacional de Morena anunció ya está lista la convocatoria para la selección de candidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México –y ocho gubernaturas–, sería interesante hacer una prospectiva de cómo será el proceso, a partir de la experiencia de las corcholatas presidenciales. Si nos atenemos a lo que dijo Ricardo Monreal habrá otra simulación, porque el candidato ya está decidido: será el ex jefe de la policía, Omar García Harfuch, por bastonazo de Claudia Sheinbaum. Habrá que ver si los duritos, los radicales de Morena, comandados por Clara Brugada, así cruzados de brazos aceptan la imposición de un candidato que no milita en su partido y además ellos mismos aseveran que no comparte los principios de la 4T. Vaya problemón. Lo bueno es que no hay un Marcelo Ebrard entre los suspirantes, y por ello bien podrían ahorrarse el proceso y designar a Harfuch por declamación.

FOTO: X / Sandra Cuevas
David Polanco

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