Hace casi tres años, Kimberly Ávila sufrió un atentado contra su vida: tres balazos en la cabeza, uno en el pecho, otro en el riñón, dos en los brazos. Pero a la fecha, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), que encabeza Ernestina Godoy, no ha sido capaz de investigar el crimen.
Hace casi tres años, Kimberly Ávila sufrió un atentado contra su vida: tres balazos en la cabeza, uno en el pecho, otro en el riñón, dos en los brazos. Pero a la fecha, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), que encabeza Ernestina Godoy, no ha sido capaz de investigar el crimen.

Mensaje Político

Alejandro Lelo de Larrea


Hace casi tres años, Kimberly Ávila sufrió un atentado contra su vida: tres balazos en la cabeza, uno en el pecho, otro en el riñón, dos en los brazos. Pero a la fecha, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), que encabeza Ernestina Godoy, no ha sido capaz de investigar el crimen. Ningún detenido, ni siquiera avances en la investigación, pues no se ha investigado a quien la joven señala como posible agresor: su ex esposo.

Todo este caso, esta lentitud, indiferencia, incapacidad, ineficiencia ante un hecho que debe considerarse tentativa de feminicidio, “es un pequeño ejemplo de cómo están las condiciones de seguridad y de justicia para nosotras las mujeres en la Ciudad de México”, me dice Ana Katiria Suárez, abogada de Kimberly, cuando narra toda esta desgarradora historia de impunidad en un delito contra una mujer, cuya paradoja es que la fiscal y la jefa del Poder Ejecutivo son mujeres.

Muy distinto a cuando se trata de indagar a los adversarios políticos, porque en esos casos Ernestina Godoy, a quien llaman la fiscal carnal, actúa con celeridad en las carpetas de investigación, las judicializa y hasta presionan al juez para que conceda las órdenes de aprehensión. Además, filtran a los medios información con fines político-electorales, a pesar de que incurren en un presunto ilícito al violar la secrecía de una carpeta de investigación.

La abogada Ana Katiria me cuenta el caso de Kimberly Ávila, quien señala a su ex esposo “Leonel N” como presunto responsable de violencia intrafamiliar, violación y tentativa de feminicidio, pues dice que contrató a un sujeto que intentó asesinarla en septiembre de 2020. El susodicho fue detenido y vinculado a proceso por violación, pero el juez dictó sentencia absolutoria del delito de violación.

A Kimberly, el ex esposo “le robó” a su hijo (de ambos) que hoy vive con sus abuelos. Ha sido expuesta, vulnerada y revictimizada en varias ocasiones por el sistema de justicia mexicano y aún sufre crisis de ansiedad y ataques de pánico. El miedo es una constante en su vida, y más porque existe el riesgo de que se libere a «Leonel» y le pueda suceder algo, pues está convencida de que él contrató alguien para asesinarla. El día del atentado, se sabe que el autor material huyó hacia el Estado de México, pero nunca lo buscaron.

La falta de resultados de la Fiscalía capitalina en este caso no sólo es por falta de voluntad, también falta de técnica jurídica, pues de acuerdo con Ana Katiria se debió judicializar el caso en contra de “Leonel N” (interno en el Reclusorio Preventivo Oriente) por tentativa de feminicidio, y lo argumenta en varios hechos: perspectiva de género, hay decenas de denuncias antes contra el sujeto y es el único que sabía dónde iba a estar Kimberly a las 7 de la mañana; es el único que la ha agredido y amenazado por lo menos en 200 ocasiones. Además, existe algo que se llama red de vínculos y concatenación de pruebas, con las que por supuesto ya deben judicializar a “Leonel N” de la tentativa de feminicidio en contra de Kimblery.

Para la Fiscalía CDMX todo eso es insuficiente, pero tampoco ha indagado a lo largo de casi 3 años para encontrar a los responsables de ese atentado. Así de inútil e indolente la Fiscalía de Godoy en un hecho tan grave contra una mujer. Pero qué tal serían muy veloces si se tratara de sus adversarios políticos. Así son.

David Polanco

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