El gran problema que padece México en materia de seguridad se debe principalmente al cambio de políticas públicas cada cambio de administración, lo que conlleva además la modificación de estrategias e instituciones para iniciar de cero.


Ciudad de México, 6 mayo 2021 (REDACCIÓN / CDMX MAGACÍN).- El gran problema que padece México en materia de seguridad se debe principalmente al cambio de políticas públicas cada cambio de administración, lo que conlleva además la modificación de estrategias e instituciones para iniciar de cero, según advirtió la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada (AMESP) en voz de su directora ejecutiva, Verónica Torres Landa.

Al participar el foro Segurity e-Volution, organizado por Prosegur Segurity, destacó que antes nada más eran cárteles que se dedicaban al tráfico de drogas o al narcomenudeo, a diferencia de ahora que se trata de varios grupos que dominan territorios e incluso toman decisiones, lo que aporta complejidad a la problemática.

A manera de ejemplo, dijo que la seguridad pública actualmente a través de la Guardia Nacional, que cuenta con 319 mil efectivos de corte militar procedentes de las Secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), de Marina (Semar) y la extinta Policía Federal, perteneciente a la también extinta Comisión Nacional de Seguridad.

Pero no sólo se dedican a la seguridad, también realizan 27 tareas civiles. Desde construcción de obra pública, proximidad, inteligencia, seguridad, Estado de derecho, puertos, batalla contra el sargazo, desastres naturales, apoyo a programas del bienestar, distribución de libros, atención a crisis sanitaria, contención y atención a los migrantes, entre otros. En suma, una multiplicidad de funciones, pero hoy no han logrado disminuir la delincuencia común ni la organizada.

Ello a generado una mayor demanda de servicios de seguridad privada, que también guarda complejidades pues hay 3 mil 400 empresas que aparentemente existen en el país, pero la verdad es que nadie sabe cuántas hay en México, ni las autoridades federales, ni las estatales o municipales, lamentó Torres Landa Castelazo.

“Tenemos entre 700 y 800 mil trabajadores en seguridad privada, las más importantes se agrupan en la AMESP, que cuenta con 117 afiliados y en ASUME que agrupa a 32 asociaciones de seguridad privada”, dijo.

La seguridad privada aporta 1.8 del producto interno bruto, por lo tanto, es un referente en seguridad y desarrollo nacional, además posé fortalezas como el aumento constante de servicios de seguridad, más y mejor tecnología en especial en materia de ciberseguridad, traslado de valores, monitoreo de alarmas y protección de infraestructuras.

Sin embargo, también existen debilidades, como la alta rotación de personal, mucha informalidad por falta de capacitación, desconfianza y una excesiva regulación, porque hoy la rige la Ley Federal de Seguridad Privada, leyes de seguridad privada en cada estado y, en algunos casos, en ciertos municipios. Esto es un problema y una tortuosidad para los prestadores de servicios y un aliciente a la corrupción.

Pese a ello, uno de los objetivos de la AMESP es democratizar la seguridad privada y fomenta la unidad entres el gremio para fortalecer el sector. Así mismo se busca crear una Cámara Nacional de Seguridad Privada y promover una Ley de Seguridad Privada reconocida en la Constitución Política.

David Polanco

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