CIUDAD DE MÉXICO, 21 de junio, (CDMX MAGACÍN). El amaranto es de gran importancia para los pequeños productores de la Zona Patrimonio de la Cuenca de México, es un cultivo ancestral de alto valor nutricional.

Está presente en la tradicional “alegría”, dulce típico que se elabora en el pueblo de Santiago Tulyehualco, Alcaldía Xochimilco.

Este manjar fue declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México, en el marco de la clausura de la III Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios de la Ciudad de México, en septiembre de 2016.

Aun se siembra de forma tradicional bajo sistemas agrícolas prehispánicos como la milpa y las chinampas.

 

 

Por ello, en coordinación con la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Coreandr) y la Dirección de Desarrollo Económico y Rural de la Alcaldía Tláhuac, se dio inicio a las actividades de siembra del amaranto en la zona chinampera que comprende el ejido de Santiago Tulyehualco.

Como parte de la preservación de las técnicas tradicionales prehispánicas se realizó una explicación práctica del proceso de siembra del amaranto que comprende: extracción de lodo en canoa, limpieza del mismo, fraguado y emparejamiento del lodo en la chinampa, división y ensemillado.

En el acto estuvieron presentes ejidatarios de Tulyehualco, San Pedro Tláhuac, representantes de la Corenadr, así como Antonio Rangel Lara, Director General de Desarrollo Económico y Rural de la Alcaldía Tláhuac.

 

 

Los pueblos originarios de la Cuenca de México lo consideraban sagrado, porque resistía las sequías, debido a su alto valor nutricional era consumido por los guerreros para incrementar su fuerza. También estaba asociado con el sol por su color rojizo.

Hoy en día se ha realizado un gran trabajo de preservación, recuperación y comercialización de este manjar, y gracias a su valor nutrimental, las alegrías se convierten en un aliado para combatir algunas enfermedades cardiovasculares y anemia, debido a que contiene más proteínas que el maíz y el arroz, además de 80% más que el trigo.

 

David Polanco

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