Nada de Cuarto Informe de Gobierno. Fue un remedo de acto (anticipado) de campaña: insípido, incoloro, en el que ella nos confirmó su limitación política: no impacta en el ánimo, no emociona ni siquiera cuando repite los estribillos tan desgastados que usa su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Nada de Cuarto Informe de Gobierno. Fue un remedo de acto (anticipado) de campaña: insípido, incoloro, en el que ella nos confirmó su limitación política: no impacta en el ánimo, no emociona ni siquiera cuando repite los estribillos tan desgastados que usa su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Análisis

Alejandro Lelo de Larrea

Nada de Cuarto Informe de Gobierno. Fue un remedo de acto (anticipado) de campaña: insípido, incoloro, en el que ella nos confirmó su limitación política: no impacta en el ánimo, no emociona ni siquiera cuando repite los estribillos tan desgastados que usa su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Su discurso fue como en sus spots propagandísticos: muchas cifras contextualizadas a conveniencia, todo el tiempo leyendo, rostro tenso que proyectaba cierta inseguridad. La gran diferencia: que en vez de durar 30 segundos, habló ¡63 tediosos minutos!

Acaso la más grande paradoja: eligió el Auditorio Nacional para concentrar a más de 10 mil acarreados, 21 años después de que inaugurara este tipo de eventos ahí mismo como presidente, Vicente Fox; también después Felipe Calderón y hasta de Enrique Peña. Copia de lo que criticaron la propia Sheinbaum y la gente que hoy forma parte de su gobierno. Así son.

El lado muy priísta del Informe: la cargada de los gobernadores de Morena, de sus compañeros de Gabinete, destacadamente Rosa Icela Rodríguez, formalmente la secretaria de Seguridad Ciudadana de López Obrador. Y su principal corcholata para la CDMX.

Eso trajo a la memoria otras etapas de fracasados favoritos presidenciales: Esteban Moctezuma con Ernesto Zedillo; Santiago Creel con Vicente Fox; Ernesto Cordero con Felipe Calderón, o Luis Videgaray con Peña. Más o menos lo mismo. Todos perdieron.

Por supuesto, era de esperarse que no asistieran las otras corcholatas presidenciales: ni el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ni el de Gobernación, Adán López, quien tenía buena coartada: andaba ocupado tratando de entregarle a las Fuerzas Armadas la sucesión presidencial 2024, con esa reforma para que sigan haciendo labores de seguridad pública hasta 2028.

A Sheinbaum le dio miedo la verdadera rendición de cuentas ante el pueblo, ante el cual supuestamente hizo este informe, pues no se atrevió a hacerlo en un espacio amplio, abierto, tipo el Zócalo o el Monumento a la Revolución.

Fue con un público controlado, selecto. Todos aplaudidores. Ningún crítico de su gobierno, a pesar de que cuando menos la mitad de los habitantes de la capital reprueba su gestión.

Presenciaron su informe 9 mil 600 personas; se quedaron afuera unas 7 mil, según las cifras oficiales. Mucho muy lejos de esos más de 80 mil o incluso 100 mil que mete López Obrador al Zócalo.

Otra paradoja: Sheinbaum y sus cuates criticaban y hacían sorna de que Enrique Peña leía el telepromter. Ella terminó más o menos como él, sólo que leyendo directo de papeles colocados en un atril.

Una de las imitaciones más desafortunadas de Sheinbaum a López Obrador: la frase “honestidad que da resultados”, una variante del slogan de campaña de AMLO en 2000, honestidad valiente –que dio paso a una A.C. con ese nombre, cuyas historias oscuras se revelan en el libro “El Rey del Cash”, de próxima aparición.

La frase “honestidad que da resultados” no comunica. Es larga, no dice nada y ni es atractiva. Es una mala ocurrencia de su asesor español o de ella misma. Da lo mismo.

Lo que no queda claro es cuánto erogó el Gobierno de la CDMX en organizar este informe. ¿Será que le dobló el brazo a la concesionaria Ocesa para que le bajara el costo al Auditorio Nacional? Y el dinero para el acarreo, ¿acaso provino del reino del cash?, ese que Sheinbaum tiene bien aprendido.

Así la corcholata que no emociona, que no incide en el ánimo del público como aquellos Moctezuma, Creel, Cordero, Videgaray.

 

Baja audiencia en redes sociales

En los canales oficiales de Youtube, Facebook y Twitter del Gobierno de la Ciudad de México, el Cuarto Informe de Sheinbaum apenas tuvo poco más del doble de vistas que el número de personas que oficialmente acudieron al Auditorio Nacional (corte a las 23:00 horas de ayer).

 

YOUTUBE
16 mil 301 reproducciones

 

 

FACEBOOK
10 mil 385 reproducciones

 

TWITTER
7 mil 600 reproducciones

 

 

 

 

David Polanco

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