Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Tres hechos pintan de cuerpo entero al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, principal promotor de Claudia Sheinbaum de entre los mandatarios del país. Primero: el sábado pasado llevó a las afueras de la SCJN féretros en los que metió figuras humanas con el rostro de los ministros que la integran. Segundo: en 2021, en el Senado lo acusaron de tener a más de 50 presos políticos en aquella entidad, el más sobresaliente, José Manuel del Río Virgen, operador político del senador Ricardo Monreal.
Y el tercero: para acabar su hazaña de porro, Cuitláhuac posteó en tono de burla el lunes en su cuenta de Twitter una foto del año 2000 de la campaña de Vicente Fox, de los féretros que exhibían con el logo y los colores del PRI, una imagen simbólica y despersonalizada del cambio de régimen que era necesario, contrario a los ataúdes del sábado, ya personalizados, que lleva interpretaciones muy delicadas, y más porque el promotor es un gobernador. En vez de que esto lo reprobara el presidente Andrés Manuel López Obrador, lo avaló, pues dijo que “estaba bien”.
Cuitláhuac García fue el primer gobernador en hacer público su respaldo a Sheinbaum, poco después de que en 2021 el presidente inició la sucesión presidencial. Desde entonces, es quien más ocasiones la ha invitado a su entidad, donde le organiza reuniones, mítines multitudinarios de promoción política disfrazados de eventos oficiales pomposamente llamados conferencias magistrales sobre políticas públicas exitosas, por supuesto con cargo al erario de los veracruzanos.
Cuitláhuac García presume ser tan cercano a Sheinbaum, que en privado afirma que será su coordinador de campaña y hasta su secretario de Gobernación cuando sea presidenta.
En diciembre de 2021, a raíz de la detención de José Manuel del Río, alto funcionario del Senado, operador de Monreal y también cercano al senador Dante Delgado, líder del partido Movimiento Ciudadano, se creó una comisión que se encaminaba a la destitución de Cuitláhuac García, porque le atribuían más de 50 presos políticos, éste para vengar a Sheinbaum porque según esto Monreal le operó en contra las elecciones en aquel año. En los primeros días de 2022, Sheinbaum trajo a Cuitláhuac a la CDMX y le dio el espaldarazo. “Nos une la democracia”, dijo. Seis meses después un juez liberó a Del Río con lo que se demostró que fue un preso político.
Cuitláhuac le ha ofrecido a Sheinbaum más recibimientos. En agosto pasado, en Tuxpan, con la zacatecana Rocío Nahle, a quien impulsa el presidente López Obrador para gobernadora de la entidad, aunque no cumpla los requisitos constitucionales –en la “4T”, eso es lo de menos–. Otro, en noviembre, en Papantla, con el pretexto de fortalecer el turismo en esta región veracruzana, con acuerdos de cooperación. La paradoja es que esta ciudad es una de las que más hechos de violencia en la entidad.
Hace algunas semanas, en abril Cuitláhuac le organizó a Sheinbaum una gira en Coatzacoalcos, que ya quisiera cualquier candidato presidencial, en donde hasta le comprometió el voto de los veracruzanos, como si él decidiera por ellos. Dos días antes, el gobernador había sido el invitado de honor de Sheinbaum y la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada –una de sus corcholatas para la CDMX–, en la inauguración de un acuario llamado “Barco Utopía”. Cuitláhuac García es de los aliados más importantes para Sheinbaum, lo que pinta una cara de su proyecto presidencial. Lo veremos.
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