La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, eligió que la llamaran “Temis”, la “Diosa de la Justicia”, como su “indicativo” para los cuerpos de seguridad. El apelativo ella lo decidió cuando asumió el cargo.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, eligió que la llamaran “Temis”, la “Diosa de la Justicia”, como su “indicativo” para los cuerpos de seguridad. El apelativo ella lo decidió cuando asumió el cargo.

Mensaje Político

Alejandro Lelo de Larrea


La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, eligió que la llamaran “Temis”, la “Diosa de la Justicia”, como su “indicativo” para los cuerpos de seguridad. El apelativo ella lo decidió cuando asumió el cargo.

Cuando inician su encargo, un presidente de la República, un gobernador, secretarios de despacho estatales y federales, altos mandos de la policía, eligen el nombre con el que se les habrá de identificar en las comunicaciones de los cuerpos de seguridad, lo que en la jerga de éstos se conoce como “indicativo”.

Esta clave no es secreta. La conocen miles de policías en el país, porque el “indicativo” es el mismo para todas las corporaciones, sean federales, estatales, municipales. También manejan este código los funcionarios de las dependencias encargadas de la Gobernación.

Es el propio funcionario elige su “indicativo”, y prácticamente siempre reflejan rasgos de su personalidad, de la forma como se conciben a sí mismos.

Sheinbaum eligió “Temis” que proviene del griego. “Es el nombre de la Diosa de la Justicia, hija de Urano (cielo) y Gaia o Gea (tierra)… Las deidades helénicas Temis y Dice (su hija) fueron posteriormente Diosas de la Justicia”.

Continúa la definición: “Temis era la encarnación del orden divino, el derecho y las buenas costumbres, en su aspecto como la personificación de la justicia divina de la ley”.

De la Diosa Temis “se inspiraron para la estatua de la Justicia, que carga una balanza en el brazo izquierdo y empuña una espada con el derecho y tiene ojos vendados; también representa las profecías, los juramentos y la ley divina, el orden sobre la naturaleza y sobre la humanidad era su papel en el Universo, por eso las personas desde reyes hasta los campesinos más humildes buscaban su consejo”. Seguramente así se concibe Sheinbaum.

El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene un indicativo también muy llamativo. Se hizo llamar “Infinito”. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define esa palabra así: “Del latín infinitus, aquello que no tiene ni puede tener fin ni término”. Otra acepción es: “Muy numeroso o enorme”. ¿Tendrá relación alguna con conceptos como egolatría, narcisismo, megalomanía? Es pregunta.

Hay otros “indicativos” con claro mensaje de la autoconcepción del personaje que lo lleva. Por ejemplo, cuando era jefe de Gobierno, el hoy senador Miguel Ángel Mancera tenía como su clave “Platino”. Acaso parte de su exquisitez, pues este metal es incluso más valioso que el oro.

En su momento, también como titular del Ejecutivo de la capital, Marcelo Ebrard se hacía llamar el “jefe Águila”, indicativo que por cierto eligió desde que el entonces presidente Vicente Fox lo designó titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, en 2002.

Ebrard, quizá también algo megalómano con este “indicativo”, pues las águilas son consideradas las reinas de los cielos, porque son los animales voladores más grandes, más corpulentos. Además, es uno de los tres símbolos patrios, junto con la Bandera y el Himno Nacional.

El entonces presidente Enrique Peña tenía un indicativo bastante anodino, acaso también reflejo de su personalidad. Se hacía llamar “Delta”, que es la cuarta letra del alfabeto griego, y también significa la desembocadura de un río en los brazos que se divide, en cuya forma triangular se forma un depósito.

Ojalá algún día la jefa de Gobierno le haga honor al “indicativo” que eligió.

David Polanco

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