Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Con la declinación de la alcaldesa Lía Limón y la senadora Kenia López Rabadán a favor de Santiago Taboada, se espera que en las próximas semanas aumente la ventaja que tiene éste por encima del priísta Adrián Rubalcava, con lo que ya sería inminente que el alcalde de Benito Juárez con licencia se convierta en el candidato del Frente Amplio por México a la Jefatura de Gobierno de la CDMX.
Por vez primera desde el 2000, el PAN en la capital del país tendrá candidato propio, un militante suyo, un panista de cepa, de centro derecha liberal, que es hacia donde se ha movido el panismo en la CDMX.
El de Taboada será un choque frontal contra una candidata de la izquierda que por vez primera proviene de la lucha social, de los movimientos urbanos populares en la capital del país, esos que comenzaron a aglutinarse y tomar mucha fuerza a raíz del terremoto de 1985, y que se empoderaron con en mayor medida durante la jefatura del DF de Andrés Manuel López Obrador. A esta corriente la representa Clara Brugada, y se enmarca en izquierda radical.
A propósito de que Brugada ganó la candidatura, es importante recordar que en esta columna desde hace por lo menos cuatro meses, en todos mis análisis, siempre dejé en claro que era inviable la candidatura de Omar García Harfuch, porque además de no contar con el beneplácito presidencial, la izquierda jamás lo aceptaría y terminarían divididos. De septiembre en adelante, otros analistas se sumaron a esta hipótesis que planteé y se cumplió.
A pesar de su historia conservadora, el PAN se ha movido al centro político, al menos en la capital del país. Por eso posiciones que antes eran impensables para los panistas ahora las aceptan: matrimonios igualitarios, legalización de las drogas y la no penalización del aborto. Las clases medias se han ido al panismo en la capital, y se vio en el proceso electoral de 2021, porque en alianza con el PRI y el PRD ganaron 9 de las 16 Alcaldías.
En Morena, tienen un gran reto con este sector de la población. No está con ellos. Ese fue el principal argumento de Claudia Sheinbaum para promover a Harfuch para la Jefatura de Gobierno. Y también por eso Brugada dejó el huipil, se cambió el look y hasta se definió como “cercana” a las clases medias, esas que no va a poder controlar Morena con sus programas sociales y que si salen a votar suelen hacerlo contra el gobierno en turno.
Los panistas están felices porque la última vez que llevaron candidato propio en la Ciudad fue en el 2000, con el entonces neopanista Santiago Creel, que por poco le gana a López Obrador. De 2006 a 2018, el PAN no construyó candidatos. En 2006 optaron por el ex priísta y ex perredista Demetrio Sodi; En 2012, de nueva cuenta postularon candidata externa, Isabel Miranda de Wallace, y en 2018, como fueron en alianza con el PRD, le cedieron el espacio a la perredista Alejandra Barrales.
En 2018 el PAN capitalino, cuyo jefe real es el diputado federal Jorge Romero, se planteó por fin que un panista buscara ya la Jefatura de Gobierno. Y comenzaron a construir a su propio candidato: Santiago Taboada, de quien no se ven escenarios en que pueda perder la candidatura del Frente, pues el PAN tiene 25% de intención de voto en la capital, y el PRI suma 15%. Todo apunta a que Rubalcava está fuera, y para él lo más importante es la decisión que tome, para no caer en el ostracismo político. Pero esa es otra historia. Lo veremos.
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