Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Parece incontenible. Cada día crece más el problema. Casi en cualquier calle o avenida de la Ciudad, de cualesquier Alcaldía, la gente se topa con mesas de restaurantes, cafeterías y hasta bares en las banquetas y arroyo vehicular. Negocios pequeños que no tienen una sola mesa adentro y afuera tienen 5 o hasta más. Establecimientos que tienen 10 mesas adentro, y hasta 20 o más afuera.
Se apropiaron del espacio público para fines privados. ¿En qué se benefician los demás habitantes de la capital? ¿Los comerciantes pagan más impuestos o algún derecho especial? Lo más que llegan a aportar al erario son… ¡5 mil pesos al año!
Esta invasión y apoderamiento de la vía pública por parte de unos cuantos no es arbitraria. Cuentan no sólo con el respaldo político de las autoridades de la capital, sino con un aval en la Ley de Establecimientos Mercantiles, que les permite tener sus enseres en la vía pública.
Esta situación se originó con la pandemia, en 2020. A los pocos meses de que se desató, las autoridades capitalinas otorgaron permisos para colocar mesas en la vía pública, con el acertado argumento de que ello reduciría los contagios de covid y permitiría que la industria restaurantera ya establecida no quebrara. Muy razonable en su momento.
Tiempo después se emitió el decreto “Ciudad al Aire Libre”, que vino a establecer una normatividad emergente para la operación medianamente ordenada de estos comercios en vía pública. Luego, se aprobó ya en la Ley de Establecimientos Mercantiles el casi regalo del espacio público. De ahí, el abuso creciente y permisividad de las autoridades porque no se cumple la Ley. Por ejemplo, en la vía pública no pueden tener más del 50 por ciento de las mesas que hay adentro. Para nada se cumple.
Los abusos aumentaron, porque hasta tiendas de abarrotes comenzaron a poner en vía pública sus enseres, además de que en otros casos cambiaron el giro del comercio para instalar una cafetería en un changarro de no más de 25 metros cuadrados adentro, pero ocupando afuera hasta 50 metros cuadrados o más. Además, los restaurantes y cafeterías pueden vender cerveza y vino de 12 a 6 de la tarde, lo que los convierte en una especie de bares diurnos.
En este contexto, la asociación “La Voz de la Ciudad” –y «La Voz de Polanco»–, que encabeza Mayte de las Rivas, abogada y activista en pro de los derechos de los capitalinos, está en espera de que se resuelva un amparo que presentó precisamente contra la Ley de Establecimientos Mercantiles, en el rubro de la integración del programa de «Ciudad al Aire» Libre que permite todos estos abusos.
“Si por desgracia te tocó tener un restaurante como vecino, ¿dime si duermes? Es como si hubiera toda una complacencia para el sector restaurantero, contra el que no tenemos nada, pero sí hay muchos abusos y ponen en desventaja a los restaurantes que sí cumplen con toda la normativa”, expone De las Rivas.
Lo peor de todo es que la Ley no establece un castigo para quien la incumple. “Se habla de una amonestación, pero no del retiro del permiso para operar enseres en vía pública, o incluso la licencia del establecimiento. Se lo propusimos, por ejemplo, al Alcalde de Miguel Hidalgo (Mauricio Tabe), pero no quiere cumplir la Ley”, añade De las Rivas.
Así la entrega del espacio público para el beneficio privado de unos cuantos a cambio de prácticamente nada y en una competencia desleal. A ningún gobierno le interesa cambiar nada, no al menos antes de las elecciones del próximo año. Sólo queda que lo ordenara un juez. Lo veremos.
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