Ciudad de México, 22 Septiembre (CDMX MAGACÍN).—La COVID-19 llegó a Latinoamérica y el Caribe en un contexto de bajo crecimiento – según informes de la CEPAL – y, sobre todo, de marcada desigualdad y vulnerabilidad, con pobreza creciente y pobreza extrema, debilitamiento de la cohesión social y expresiones de descontento social. La cuarentena y las medidas de distanciamiento físico, necesarias para detener la rápida propagación del coronavirus y salvar vidas, están llevando a pérdida de puestos de trabajo y reducción de los ingresos laborales personales y domésticos.
Bajo este contexto, la aplicación de vacunas contra la COVID-19 es la solución más viable para controlar la enfermedad y poder reactivar la actividad económica. Sin embargo, la situación económica en los países de Latinoamérica y el Caribe dificultan el acceso a las vacunas necesarias para poder atender a la población y detener la transmisión del virus. Lo anterior se observa en los bajos porcentajes de vacunación que se han logrado hasta la fecha en los países de Latinoamérica y el Caribe. Actualmente, Uruguay (73.68%), Chile (73.49%) y Canadá (69.54%) son los países de América con el mayor porcentaje de población completamente vacunada. Ecuador, Estados Unidos y Panamá tienen 55.38%, 54.62% y 49.04% respectivamente.
Mientras que otros países en Latinoamérica cuentan con porcentajes mucho menores como Argentina con 41.13%, Brasil con 35.75%, Costa Rica con 34.22%, Colombia con 31.28% y México con 31.24%. En general, según datos de la Organización Panamericana para la Salud (OPS), sólo el 23% de la población de Latinoamérica y el Caribe están completamente vacunadas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta la fecha, la pandemia de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) ha generado en el mundo 225,024,781 casos confirmados incluyendo 4,636,153 muertes y 5.534.977.637 de dosis de vacunas administradas. La región de las Américas concentra el mayor porcentaje de casos en el mundo (38.5%) seguido de Europa (29.97%) y el Sureste de Asia (18.75%).
En el top 10 de países con el mayor número de casos de COVID-19 en el mundo se encuentran 4 países de América: Estados Unidos de América, Brasil, Argentina y Colombia. México tiene el primer lugar a nivel mundial en tasa de mortalidad por la COVID-19 con 7.6%, Brasil está en quinto lugar con 2.8% y Argentina en noveno lugar con 2.2%. De igual manera, Estados Unidos (primer lugar), Brasil (segundo lugar), México (cuarto lugar), Perú (quinto lugar) y Colombia (décimo lugar) figuran dentro de los países con mayor número de muertes por la COVID-19 en el mundo.
Las condiciones políticas, económicas y sociales de algunos países de América obligaron a la búsqueda de alternativas que permitiera suplir las deficiencias internas y obtener un rápido acceso a las vacunas. Dentro de estas soluciones se encuentra el desarrollo de vacunas propias, a través de la adquisición de tecnología de plataformas tecnológicas desarrolladas por terceros por el mecanismo de la transferencia tecnológica. Tal es el caso de México que desarrolló la vacuna Patria® aún en etapa de ensayos clínicos; y Brasil con la vacuna Butanvac en etapa de ensayos clínicos.
Por este motivo, “es importante resaltar que el desarrollo de la vacuna Patria®, como el de la vacuna Butanvac, se hizo en colaboración con la Escuela Icahn de Medicina de Mount Sinai, quien transfirió la tecnología base para que la vacuna pudiera desarrollarse localmente. Por otro lado, Cuba ha desarrollado la vacuna Soberana que se encuentra en etapa avanzada de ensayos clínicos, Chile tiene un proyecto de vacuna “made in Chile” y Argentina una nueva propuesta de proyecto de desarrollo presentada en marzo de este año también para vacunas contra la COVID-19. Sin embargo, los planes de desarrollo se han ido retrasando de tal forma que, a la fecha, aún no contamos con estas vacunas en producción a escala industrial”, indicó, Roxana Aispuro, socia de BC&B, firma legal y de negocios.
Por otro lado, si no se logra el desarrollo de vacunas propias, se tiene como opción recurrir a los contratos directos con las farmacéuticas – que han dado prioridad a países con mayor influencia y poder adquisitivo – y la cooperación internacional, para tener acceso a dosis de vacunas que permitan atacar la pandemia. Para regular el acceso equitativo a las vacunas COVID-19 se creó el programa COVAX de la Organización de las Naciones Unidas. COVAX es uno de los tres pilares del Acelerador de acceso a herramientas COVID-19 (ACT), que se lanzó en abril de 2020 en respuesta a la pandemia. Asimismo, en agosto de 2021, la OPS publicó que comenzará a adquirir vacunas COVID-19 para ampliar su acceso en Latino América y el Caribe a través del Fondo Rotatorio de la OPS que busca ir más allá del 20% que ofrece el COVAX.
En este sentido, como complemento a los esfuerzos previamente realizados, la OPS ha manifestado que la limitada producción mundial de vacunas y su distribución inequitativa han obstaculizado la respuesta regional contra la pandemia, por lo que se ha puesto en marcha una nueva plataforma con el propósito de aliviar la grave escasez de vacunas contra la COVID-19 en Latinoamérica y el Caribe mediante la producción de vacunas y otras tecnologías sanitarias en la región con base en la transferencia de tecnología. Esta iniciativa permitirá coordinar a todos los sectores (salud, ciencia y tecnología e industria) para fortalecer su capacidad de producir nuevas tecnologías a través de la transferencia de tecnología.
La plataforma respaldará la colaboración entre todos los países y los organismos de cooperación, y aplicará las capacidades biotecnológicas existentes a la producción de vacunas contra la COVID-19. El principio es que la producción debe beneficiar a toda la región, con una producción farmacéutica y una distribución regionales de las vacunas a todos los países mediante el Fondo Rotatorio de la OPS. El enfoque de la plataforma será hacia el desarrollo de vacunas con tecnología de ARNm que es la tecnología empleada en las vacunas más efectivas contra la COVID-19 desarrolladas hasta el momento. A través de esta plataforma se cubrirán las tres áreas necesarias para ampliar la fabricación regional de vacunas: inversión garantizada de capital, transferencia de tecnologías y refuerzo de la capacidad regulatoria.
La invitación y la puesta en marcha de esta plataforma tienen lugar tras una convocatoria anterior a los productores públicos y privados interesados en la transferencia de tecnología de ARNm en Latinoamérica y el Caribe, facilitada por la OPS y la OMS. En respuesta a esta convocatoria, se presentaron 30 propuestas que se encuentra en el proceso de examinación y está previsto que se tomen decisiones durante este mes de septiembre.
La OPS no ha dado más información respecto de la plataforma, pero en las próximas semanas se espera conocer las propuestas concretas para este proyecto que esperemos ayude a los países de Latinoamérica y el Caribe a la adquisición de tecnologías que faciliten el desarrollo, la producción, almacenamiento y distribución de vacunas contra la COVID-19 de tal forma que la población en estos países tenga un acceso más rápido a las vacunas y se controle y mitiguen los efectos de la pandemia en la sociedad.
“Independientemente de los grandes esfuerzos que se han hecho para asegurar el acceso y abastecimiento de las vacunas contra la COVID-19 en los países de Latinoamérica y el Caribe, es necesario que se fomente el desarrollo y producción local de las vacunas en la región, así como de otros materiales y equipos requeridos para contener los contagios, pues la duración de la pandemia de la COVID-19 aún es incierta y los países deben buscar la autosuficiencia, para asegurar que toda su población tenga acceso a vacunas eficaces contra la COVID-19”, señaló Roxana Aispuro.
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