Línea fifí
Martín Takagui
En pleno proceso electoral, partidos políticos, candidatos, aspirantes, suspirantes, el gobierno y hasta el crimen organizado echan su suerte al juego. Desde hace algunos lustros, en México, más que los puestos de elección popular, los mexicanos estamos en una serie de intereses, buenos y malos que salen a la luz, se resuelven y se enconan con los comicios.
El proceso electoral que tendrá su jornada de votación el seis de junio empezó en septiembre y de entonces a la fecha, al menos 70 políticos, entre dirigentes, líderes de agrupaciones y candidatos han sido asesinados, hasta ahora ninguno de ellos ha sido resuelto, simplemente se les hizo a un lado del camino.
Aspirantes a diputados locales o federales, a presidentes municipales, a gobernadores, todos sin duda, de todos los partidos políticos tienen un padrino, padrino a quien le conviene mantener cooptados puestos de decisión, de influencia y algunos hasta posiciones criminales.
La actual no es una circunstancia que no hayamos visto; sin embargo, la importancia de este 2021, es que al ser la elección más grande de la historia, con más de 22 mil posiciones en juego, lo que representa unos cien mil aspirantes o candidatos de todos los partidos y coaliciones, representa una movilización sin precedente.
Más de la mitad de las posiciones políticas locales, estatales y federales están en juego, por lo que grupos políticos, económicos, empresariales y hasta criminales, en sus respectivos asentamientos y regiones luchan por el poder como nunca.
A nadie le convienen unas elecciones en medio de una guerra de intereses en donde pueda haber confrontaciones violentas, pero este escenario tampoco puede descartarse por esa razón es que estas elecciones también serán las más observadas, las más vigiladas y las más fiscalizadas de la historia, pues de no ser así se corren altos riesgos de que el dinero y los intereses de los criminales tomen el control absoluto.
Este riesgo es tan grave, que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el Servicio de Administración Tributaria y la Unidad de Inteligencia Financiera emitieron recientemente la Guía para la Prevención de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita Durante los Procesos Electorales, lo que debe tomarse como una advertencia de lo que puede y no puede hacer partidos políticos y candidatos en materia de dineros.
En las últimas semanas hemos visto también no con menos preocupación cómo las autoridades del país descubren cloacas que, al parecer estaban guardadas ara los momentos precisos de las campañas, como es el juicio político promovido en contra del gobernador panista de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
También se dio a conocer que un juez emitió orden de aprehensión en contra del ex gobernador priista de Nayarit, Roberto Sandoval Castañeda y su hija, Lidy Alejandra, por presunto enriquecimiento ilícito.
También se reactivó una orden de aprehensión en contra del ex dirigente del PRI en la Ciudad de México, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, a quien se le acusa de trata de personas, luego de conocerse una investigación periodística del equipo de Carmen Aristegui.
Lo más reciente es el destape de las cuentas bancarias privadas de Manlio Fabio Beltrones y su hija Sylvana, ésta última habría depositado en un banco de Andorra, al menos diez millones de dólares, de los que se desconoce su origen.
Los mexicanos hemos escuchado muchas cosas de estas, pero ahora más que nunca, se han juntado y no debemos descartar que en breve, durante la campaña y muy próximo a las elecciones, todos estos acontecimientos se recrudezcan, encuentren desenlaces, surjan otros nuevos.
Y es que la política es como la guerra, de todo se vale; sobre todo porque en la busca del poder, lo que sucede parece no tener dedicatoria, al menos eso se aparenta y se esconden quienes avientan las piedras. La política la hacen los hombres y mujeres, ni santos ni demonios, simplemente terrenales, interesados y también vulnerables.
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