Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Ahora resulta que son misóginos quienes critican los viajes que son una evidente campaña de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Eso es lo que dice Martí Batres, secretario de Gobierno, cuando hace una defensa a ultranza de su jefa, sin mayor argumento que, según él, tantas notas críticas contra Sheinbaum, más que de otros gobernadores que también viajan, “incluso más que ella”. No da nombre ni pruebas.
A Batres no le gusta que le hagan preguntas incómodas, y menos después de que terminó una comparecencia blandita en el Congreso de la Ciudad de México, el lunes.
Le duele, le molesta a Batres la evidencia de que Sheinbaum está haciendo campaña y viajando más de lo que en su momento el gobernador del Estado de México, Enrique Peña, a quien la izquierda criticó tanto porque, como ellos ahora, hizo campaña anticipada.
¿Qué pasó con la izquierda?, se le pregunta. “Más bien diría qué pasó con esa misoginia. ¿Por qué el ataque a la jefa de gobierno? Hay gobernadores que han salido en más de 100 ocasiones de su estado, y he mencionado en algunas entrevistas datos concretos y sin embargo no son objeto de críticas… Habrá que revisar bien las cifras, y se encontrará, con mucho, que no es la gobernante que ha salido más de su entidad”, dice el alumno de René Bejarano.
Pero a pesar de que se le solicita, no ofrece evidencias de sus aseveraciones. Pide que los periodistas lo indaguen. “Ya he ofrecido los datos”.
¿Entonces los periodistas ya no podemos criticar a la jefa de Gobierno, porque es misoginia? Sobre este punto, dice que “hay una diferenciación, porque si es hombre no se le ataca”. Lo mismo se critica a Adán López, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard, se le dice. “Yo sólo encontré que te refieres a la jefa de gobierno”. Obvio que se le preguntó a él porque es secretario de Gobierno.
Nada más por lo absurdo no se atreve a decir que se le cuestiona a él por discriminación o algo así. Argumentos falaces, como suele darlos Batres cuando no puede más.
Que otros jefes de Gobierno viajaban más. Por supuesto que sí, pero no fueron ni López Obrador, ni Ebrard en su momento, que al igual que Sheinbaum, hacían campaña presidencial desde el cargo público.
El anterior, Miguel Ángel Mancera, sí hacía turismo de gobierno, incluso internacional, de manera frecuente. Por cierto, sabía que no tenía la menor posibilidad de ser candidato presidencial, ni del PRD.
Suponiendo sin conceder que hay más volumen de críticas contra Sheinbaum, no parece que se deba a su condición de mujer, sino a que es la política más expuesta por ser la corcholata favorita del presidente López Obrador, la candidata oficial y acaso la puntera en las encuestas de intención de voto hacia 2024.
Lo mismo vivieron en su momento otros aspirantes preferidos del presidente en turno: Francisco Labastida, Santiago Creel, Ernesto Cordero, Luis Videgaray.
Consultando con varias mujeres, opinan que misoginia contra Sheinbaum sería criticarla por su físico o por su género, como preguntarse si México está preparado para que una mujer sea presidenta. Eso sí es misógino, nos dicen.
Quienes dan la cara en sus críticas, no suelen referir lo anterior. Denuestan su deficiente gobierno, por el que su partido, Morena, perdió 9 de las 16 alcaldías y no logró la mayoría en el Congreso de la Ciudad de México; que viaja con recursos públicos y ostentando el cargo de jefa de Gobierno, o que impulsa campañas negras contra otros aspirantes al 2024.
En esto no hay distinción de género, de ninguna manera. Son servidores públicos que deben rendir cuentas. Batres terminó más papista que el papa.
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