Glorieta de Colón
A pesar de que Morena y Claudia Sheinbaum cada día reclutan priístas, deberían conocer que una de las máximas de los militantes de ese partido político es que “si atacan a uno, atacan a todos”. Su historia deja muy claro que los priístas sólo no defendían sólo a quien hubiera caído de la gracia presidencial. Por eso cuando Ernestina Godoy ordenó la detención del secretario general del PRI en la Ciudad de México, Tonatiuh González, lo que en realidad hizo fue colocarle el último clavo a su gestión al frente de la Fiscalía. En ese momento los priístas se unificaron porque lo vieron como un ataque contra todos. Cualquiera de todos podría ser el siguiente, incluso su líder nacional, Alejandro Moreno, contra quien pesa una solicitud de desafuero en el Congreso federal, y con quien el régimen de la 4T está muy molesto porque no accedió a darles los votos para aprobar el plan A de la reforma electoral del presidente López Obrador. O también ir contra su coordinador en el Congreso de la Ciudad de México, Israel Betanzos. Godoy ratificada era otros cuatro años de persecución política. Por eso quemaron naves y a votar contra ella, venga lo que venga.
Rubalcava, desesperado
Cada día queda más claro que desde Claudia Sheinbaum, virtual candidata presidencial, hasta las bases de Morena, pasando por el jefe de Gobierno, Martí Batres, no le van a dar nada a los trapecistas del PRI que hace unas semanas anunciaron su salto al oficialismo. Uno de los casos es el del todavía alcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, quien de distinta manera prácticamente le ha suplicado a Sheinbaum le dé un espacio político. Por ejemplo, le organizó un mitin en el que sus acarreados llevaban pancartas que decían: “¡Adóptanos!”. Apenas hace unos días, Rubalcava le comentó a un reportero que le dijera “a la candidata” que le diera chamba. Pero todo apunta a que a Rubalcava ya le aplicaron aquella máxima del Imperio Romano: “Roma no paga a traidores”, porque no solían recompensar a desleales, ni porque ellos los hubieran animado.
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