Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Durante la primera semana después de que Omar García Harfuch anunció su decisión de contender por la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno de la CDMX ha tenido la misma actividad seis días: “agenda privada”. El ex jefe de la policía capitalina ni siquiera acudió a registrarse en la sede de Morena para competir por el cargo. Prácticamente ha estado encerrado, aunque en muchas entrevistas en medios de comunicación.
El único evento que puede considerarse ha sido público se celebró en un espacio cerrado, y fue en el mismo hotel donde anunció su deseo de competir, que se ubica al oriente de la capital sobre Viaducto Miguel Alemán, ante medios de comunicación e invitados especiales con acceso muy controlado, sin aceptar preguntas de los periodistas. Harfuch sólo informó que ya había hecho su registro, vía online, para contender por el cargo.
En contraste, Clara Brugada, alcaldesa con licencia de Iztapalapa, fue a la sede de Morena a registrarse, y luego ayer nomás para mostrar músculo y dejar en claro que ella puede tener cercanía con el pueblo, saludando a la gente, tomándose fotos, selfies, celebró un evento multitudinario con unas 10 mil personas en el Monumento a la Revolución, lo que marcó el inicio de la puesta en marcha de su plan “operación Juanito”, con la que pretende remontar la desventaja que tiene en un mes, casi como lo hicieron en 2009, que en 15 días lograron hacer ganar a Rafael Acosta vía el PT, para luego dejarle la Jefatura Delegacional a ella.
“Acudí a una asamblea informativa organizada por ciudadan@s en el Monumento a la Revolución. En este momento estoy impedida a formular propuestas, pero compartí mi visión de ciudad con los simpatizantes de #Morena”, dijo Brugada respecto de su evento, en el que saludó de mano a cientos de personas en su llegada y al retirarse. A partir de este jueves, Brugada iniciará una gira por las 16 alcaldías.
En la historia reciente de la CDMX hubo otro caso de un policía que se convirtió en candidato y posteriormente en jefe de Gobierno. Fue en 2012. Se trata de Miguel Ángel Mancera, quien laboró en la Secretaría de Seguridad Pública y luego fue procurador de justicia capitalino, desde donde brincó a la campaña, en la que él mismo nos recordó que no tuvo mayores dificultades para hacer recorridos por la ciudad y estar en eventos multitudinarios, como ahora se vislumbra los tiene Harfuch. “Él tendrá que buscarle y encontrarle cómo hacer actos públicos”, me dijo el hoy senador a pregunta expresa.
Además de por seguridad, otra de las razones por las que Harfuch no realizará tan fácil eventos públicos abiertos es evitar protestas sociales, a propósito del señalamiento ayer de Alejandro Encinas, de la Comisión por la Verdad y la Justicia en el caso Ayotzinapa, quien aseguró que el ex jefe de la policía capitalina sí participó en las reuniones donde se fraguó la verdad histórica. “Sí aparece, claro que sí. Está en el reservado, así de concreto”, respondió Encinas cuando le preguntaron.
Harfuch lo negó minutos después. “En las reuniones en las que participé se establecieron las líneas de acción para la búsqueda de las jóvenes, sin abordar temas de investigación. Lo digo con claridad y firmeza: nunca participé en los lamentables acontecimientos ocurridos en Ayotzinapa”, remató.
En los próximos días, Harfuch tendrá que idear una estrategia que le permita hacer campaña más cerca de la gente, pues de lo contrario no se corresponderá con los designios del movimiento de López Obrador, de estar en el territorio, cara a cara, con el pueblo. Lo veremos.
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