FOTO: Cuartoscuro
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Mensaje Político

 

Cualquier parecido con un intento de Maximato en los tiempos actuales es mera coincidencia. Y como en política no hay coincidencias, entonces lo más probable es que vayamos por ese camino, y que el Jefe Máximo de la “4T” haya instruido la reforma que impulsa Claudia Sheinbaum para prohibir la reelección consecutiva de senadores, diputados federales y locales, presidentes municipales y alcaldes de la CDMX.

Esa reforma no la quiere hacer suya el hoy primer mandatario Andrés Manuel López Obrador, como no lo quiso en 1933 el Jefe Máximo de la Revolución Mexicana, Plutarco Elías Calles, quien le dio la instrucción a quien entonces formalmente era el presidente, Abelardo L. Rodríguez, uno de los tres jefes del ejecutivo a través de los cuales el sonorense gobernó el país detrás de la silla del águila durante 6 años, de 1928 a 1934, periodo al cual se le conoció como el Maximato.

Hoy, la maternidad de la reforma será de Claudia Sheinbaum, quien anunció que en el paquete de iniciativas legislativas que enviará el primer día de su gobierno, el 1 de octubre, se encuentra la que prohíbe la reelección consecutiva senadores, diputados locales y federales, presidentes, municipales y alcaldes.

En Morena CDMX, que ya anunciaron impulsarán esa reforma para el caso de diputados locales, alcaldes y regidores, tienen equivocado el dato histórico sobre la no reelección de estos cargos, en especial el de legisladores, pues argumentan que en el Constituyente de 1917 se estableció esta prohibición. Y no. Ese principio de no reelección se contemplaba exclusivamente para el jefe del Ejecutivo Federal, por la dictadura de Porfirio Díaz, que dio origen a la Revolución. Luego, el presidente Álvaro Obregón (1920-1924) modificó la Constitución para reelegirse en 1928 y ganar la contienda, pero fue asesinado antes de que volviera a rendir protesta.

EL 20 de marzo de 1933, con la única idea de concentrar más poder en sus manos, el Jefe Máximo logró que el Congreso reformara el artículo 59 Constitucional para prohibir la reelección legislativa consecutiva. Acabó con la posibilidad de generar una carrera legislativa y se debilitó a ese Poder, que plenamente controló el presidente en turno durante más de 60 años. Podían repetir como diputados o senadores, siempre y cuando dejaran pasar un periodo intermedio, lo mismo que para alcaldes y presidentes municipales.

En el Congreso, durante más de 6 décadas, hasta 1997, la mayoría de los legisladores no fueron más que levanta manos. Aprobaban lo que el presidente les mandara, sin cambiarle una coma. Había dado resultado el plan original de la no reelección consecutiva: colocar al Ejecutivo muy por encima del Legislativo.

En 2014 se reformó la Constitución para abrir la posibilidad de reelección consecutiva de legisladores y alcaldes, que en el caso de la CDMX le generó al Gobierno en turno, el de Sheinbaum, una complicación, pues gracias a ello Santiago Taboada logró mejores resultados en la Alcaldía Benito Juárez durante más de cinco años de gestión, lo que le permitió construir una candidatura competitiva a la Jefatura de Gobierno. De no haber sido porque los gobiernos de Morena utilizaron de manera facciosa a la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía para armarle expedientes a los panistas, Taboada habría ganado.

Todavía quienes fueron electos este 2024 tendrán la posibilidad de reelegirse hasta en una ocasión, cuando ya se haya aprobado la reforma callista, la impulsada por el Jefe Máximo, antes Calles, hoy muy probablemente López Obrador. Lo veremos.

 

 

David Polanco

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