Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Hace 25 años, cuando iniciaron los gobiernos de supuesta “izquierda” en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, nadie imaginaba que iban a abandonar al Metro, a tal grado, que por “problemas de origen” en la construcción de la Línea 12, se les desplomó y causó 26 muertos y más de 100 lesionados, algunos con secuelas que los inhabilitaron de por vida.
Por este hecho, acaso deberían entregarles un deshonroso récord de Guinness, como el único lugar del mundo donde se ha caído una línea elevada de ese medio de transporte.
En un cuarto de siglo, paradójicamente la izquierda no se ocupó de cuidar, de otorgar el mejor mantenimiento, perfeccionar y hacer crecer esta red de transporte, que atiende a más de 5 millones de personas al día, fundamentalmente a quienes tienen menos recursos, a los que supuestamente atiende más un gobierno de izquierda.
Pero no. Con Cuauhtémoc Cárdenas (1997-1999) simplemente se terminó de construir la Línea B del Metro que venía de la administración previa. La inauguró Rosario Robles en 2000.
En la siguiente administración (2000-2005), del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, también se descuidó al Metro como sistema de transporte masivo, a pesar de que es más eficiente, popular y menos contaminante. Se optó por fomentar el uso del automóvil. En aquellos días, la hoy jefa de Gobierno, Claudia Sheinaum, impuso otro deshonroso récord de Guinness: es la secretaria del Medio Ambiente que más cemento ha echado, pues estuvo a cargo de la construcción del segundo piso del Periférico.
El siguiente gobierno, del también ex priísta Marcelo Ebrard, tuvo como plan atender al Metro. No inició mal: para tener más recursos aumentó la tarifa que había congelado López Obrador como medida populista, a pesar de la afectación que provocó.
Después, Ebrard construyó la fatídica Línea 12, nada ajena a la corrupción histórica a dueto iniciativa privada y gobierno, con “problemas de origen”, según Sheinbaum. Ahí también salió salpicado el hoy presidente de Morena, Mario Delgado, quien era el titular de Finanzas con Ebrard.
La siguiente administración, de otro ex priísta (sin militancia formal), Miguel Mancera, se encontró que la Linea 12 estaba mal construida, y ordenó el cierre del tramo elevado, por el riesgo precisamente de derrumbe.
Los dos directores del Metro que nombró Mancera, Joel Ortega y Jorge Gaviño se dedicaron más a investigar la corrupción del gobierno de Ebrard que a atender y dar mantenimiento al Metro.
En 2018, Sheinbaum recibió al Metro en malas condiciones, casi sostenido por alfileres, pero su gobierno le ha ido quitando los alfileres. Nombró directora a la comadre del presidente, Florencia Serranía, quien no se percató del peligro de derrumbe en la Línea 12 porque descuidó el mantenimiento; ni siquiera tenía director para el área cuando ocurrió la tragedia.
A Sheinbaum también se le incendió el Puesto Central de Control donde murió una persona, y otra más en el choque de Tacubaya. El Metro lleva 28 muertos en su administración, y ni siquiera ha ofrecido una disculpa.
En los últimos años se han reportado múltiples fallas de manera cotidiana, con paros de servicio por horas, que afectan severamente a los usuarios, y a pesar de todo este año traen un subejercicio del 40%.
Es inminente que el abandono continuará. Para 2023, a pesar de una inflación casi del 9%, el gobierno de Sheinbaum propone un incremento de apenas el 0.1% de presupuesto, pues pasará de 18 mil 828 millones de pesos a 18 mil 847 millones de pesos.
Así el abandono de 25 años de la supuesta «izquierda» al Metro.
Una deuda histórica.
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