En Otro Canal
Armando Reyes Vigueras
En lo que va del sexenio, la libertad de expresión ha sufrido distintos embates. Cualquier crítica al actual gobierno federal es asumida como una ofensa y se trata de amedrentar al autor para que, en un futuro, se abstenga de emitir otra. Se trata de un mecanismo sutil, pero que parece dar resultado, en algo que se combina con una estrategia para reforzar la narrativa oficial y alcanzar así un pensamiento único.
Veamos algunos ejemplos de esta estrategia:
I
Es curioso el comportamiento de algunos articulistas y usuarios de redes sociales. En cada ocasión en que el presidente aborda un tema en su agenda, de inmediato publican un texto o una opinión que va en el mismo sentido que la expresada por el mandatario.
Aprovechando las generalizaciones que lanza el presidente desde su tribuna en Palacio Nacional, refuerzan esas ideas gracias a su recurso favorito: la anécdota.
Así, si el presidente dice que la UNAM se convirtió al neoliberalismo, estos “textoservidores” –como ellos mismos llamaban a quienes defendían al gobierno en turno en sexenios anteriores— aportarán las que han vivido, aunque sólo demuestran que en una única ocasión sucedió algo, pero que para efectos de la narrativa les sirve perfectamente.
Si se condena mediáticamente a los miembros del Foro Consultivo y se ataca a científicos, estos “textoservidores” escribirán que a ellos se les negó una beca y en el caso de los ataques a la UNAM, asegurarán que han sido excluidos, buscando que con sus anécdotas se justifique el arranque presidencial.
II
Varios periodistas críticos, e incluso legisladores y personajes de la oposición, traen un marcaje personal de usuarios de cuentas redes sociales que comparten características en común: de reciente creación, con pocos seguidores y con identidades que ocultan a quien verdaderamente está detrás de dichos mensajes.
Pero lejos de argumentar, se dedican a burlarse de quien critica al presidente, incluso de su físico, como le ha sucedido a la autora del libro Una tragedia evitable, Laurie Ann Ximénez Fyvie, a quien uno de esto usuarios le escribió que en lugar de criticar se debería fijar en su obesidad, como si eso determinara la validez de sus juicios respecto a lo que el gobierno ha hecho en la pandemia.
Otra variante es de los que a cada crítica, repiten los mismos argumentos que primero se dan a conocer en los discursos presidenciales, con consignas como “el PRI robó más” o en contra del neoliberalismo, de los conservadores, de la minoría rapaz, de los fifis, de los que perdieron sus privilegios y el etcétera que esto implica.
III
Pero también tenemos a quienes sólo buscan difundir una narrativa, a pesar de que ésta no coincida con la realidad.
En un reciente debate entre Víctor Ramírez, especialista en temas energéticos y colaborador de Nexos, y Ángel Balderas, profesor de matemáticas en la UAQ y colaborador de Sin Censura, un tuit del primero ejemplifica esta tendencia: “En debate, dijo @angelbalderas que los CEL no consideran energía limpia. Le demostré con el artículo de la ley en la mano que sí y me dijo que lo importante es la narrativa. Y pues lo reconoce, es la narrativa, no lo que efectivamente dice la ley.
Muchos de los actuales voceros de la 4T recurren a este recurso en sus participaciones en medios, buscando imponer una idea de que hay empresarios que robaban la electricidad –por eso la propaganda en la que se asegura que es “nuestra” y que nos la van a devolver— como parte de la estrategia.
IV
Si se revisan los comentarios a los videos en los que se transmiten las conferencias mañaneras, una constante llama la atención: la gran cantidad de comentarios en los que se elogia al presidente, incluso con bendiciones y afirmaciones de que es el mejor presidente o el primero que realmente ama a México.
Una tendencia similar se puede apreciar en los comentarios que se publican en los portales de Internet de medios de comunicación, en donde se intenta desmentir al autor –regularmente diciendo que miente, pero sin ofrecer pruebas— al igual que insultos o calificativos que son comunes a los simpatizantes de la 4T.
Muchos medios y periodistas han visto como este tipo de comentarios surgen en alguna de sus colaboraciones, por lo que para varios medios este espacio ha dejado de tener importancia, aunque sus autores piensen que con eso cualquier lector dejará de tomar en cuenta al crítico de la 4T.
V
Finalmente, como parte importante de la estrategia, tenemos el surgimiento de portales de Internet y canales de YouTube que se dedican a reafirmar la narrativa que se origina en Palacio Nacional.
Se trata de personajes sin preparación u oficio periodístico, pero que se caracterizan por su coincidencia con el discurso presidencial y ataques a quienes critiquen al presidente, sin el rigor necesario que evite que caigan en contradicciones o que también ataquen a quienes caen de la gracia del caudillo, aunque antes se hubieran deshecho en elogios por el personaje ahora en desgracia
Por cierto, en este segmento se ubica un buen negocio por los ingresos que este tipo de publicaciones genera.
@AReyesVigueras
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