No estaría nada mal que en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México hicieran una purga de los funcionarios que arrastran desde la administración de Miguel Ángel Mancera, que tenían la instrucción de coartan la libertad de expresión, de impedir el acceso a ciertos reporteros, por el hecho de ser críticos. FOTOS: Especial / Facebook Martín Salvador
No estaría nada mal que en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México hicieran una purga de los funcionarios que arrastran desde la administración de Miguel Ángel Mancera, que tenían la instrucción de coartan la libertad de expresión, de impedir el acceso a ciertos reporteros, por el hecho de ser críticos. FOTOS: Especial / Facebook Martín Salvador

Glorieta de Colón


No estaría nada mal que en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México hicieran una purga de los funcionarios que arrastran desde la administración de Miguel Ángel Mancera, que tenían la instrucción de coartan la libertad de expresión, de impedir el acceso a ciertos reporteros, por el hecho de ser críticos.

Ahí sigue desde hace más de una década “Martín Salvador”, en el área de logística de Comunicación Social, quien al identificar este miércoles a Guillermo Juárez como reportero de CDMX Magacín, le dijo que tenía instrucciones superiores de que no dejarlo pasar a la conferencia de Clara Brugada y Martí Batres.

Es largo el historial de Martín Salvador en cuanto a entorpecer de manera grosera y hasta agresiva el trabajo de los periodistas. Hace más de 2 años ya había hecho lo mismo contra Alejandro Lelo de Larrea, por lo que tuvo que ofrecer disculpas su propio jefe, Sebastián Ramírez, luego de que el Mecanismo de Protección de Periodistas le envió una misiva alertando la irregularidad.

Esta vez la carta le va a llegar a Jorge Aguilera, quien ya está al tanto de la situación y confiamos en que hará lo necesario para que “Martín Salvador” deje de agredir periodistas, bloquear su trabajo y por lo tanto a la libertad de expresión. Cero y van dos.

 

CDHCM en caso Ale Rojo

Más allá de los dimes y diretes entre Alessandra Rojo de la Vega, ganadora de la elección en la Alcaldía Cuauhtémoc, y la perdedora, Catalina Monreal, hay un asunto verdaderamente delicado que se les puede desbordar, ante la imprudencia de las autoridades de la Ciudad de México: Martí Batres, el fiscal cuñado, Ulises Lara, o Pablo Vázquez, a quien identifican como titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, donde manda el “Jefe Máximo”.

Resulta que el abogado de Rojo de la Vega, José Luis Nassar Peters ya presentó una queja ante la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y tiene en marcha una investigación para “verificar el actuar de la Fiscalía, Policía de Investigación y demás servidores públicos relacionados”, porque en vez de encontrar a los autores intelectuales del atentado contra la alcaldesa electa se ocupan de denostar a la víctima, revictimizarla, porque no aceptan que perdieron en esa demarcación.

David Polanco

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