Para Contar

Arturo Zárate Vite

Hasta ahora solo Morena ha dejado en claro que la nominación de su candidato presidencial la va a resolver a través de encuestas, como ya lo ha hecho para elecciones de gobernador en diversos estados y para elegir al dirigente nacional del partido.

Ningún otro instituto político se ha pronunciado en ese sentido, aunque no significa que vayan a ignorar sondeos, sobre todo si son elaborados por empresas serias y profesionales.

Al partido en el poder le ha funcionado el mecanismo de las encuestas, cada vez tiene mayor número de gubernaturas y va por más el próximo domingo 5 de junio. No en todos los casos ha salido triunfador.

Los partidos pequeños prefieren sumarse a la alianza que creen que les puede dar más ganancias, más posiciones legislativas o cargos en el poder Ejecutivo. No les importa si van contra su propia ideología.

El Instituto Nacional Electoral (INE) coordinó y seleccionó a las empresas que realizaron las encuestas para definir quien sería el nuevo líder de Morena. Los morenistas, ante la desconfianza y falta de acuerdos internos, optaron por recurrir al instituto.

Hubo dos rondas de encuestas, la pelea estuvo entre Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo. En la primera, el proceso fue muy competido, los porcentajes muy cerrados que hubo necesidad de hacer otra.
En la segunda, Delgado despejó las dudas al abrir la diferencia entre los dos candidatos.

Porfirio nunca quedó conforme y defendió la ligera ventaja que había logrado en la primera vuelta.

Hay que observar que Porfirio, a pesar de su enojo, nunca criticó el trabajo de las encuestadoras. No las cuestionó ni las exhibió y mucho menos las acusó de parcialidad o fallas en su método. En otras palabras, estaba implícito que reconocía y aceptaba su trabajo.

Si bien Ricardo Monreal desde el principio ha dejado en claro su rechazo a las encuestas, no pasó de largo su opinión de que estaría de acuerdo si las organiza el INE.

Sin embargo, para nadie es un secreto el distanciamiento que existe entre consejeros del instituto y el grupo gobernante. Se han enconado sus diferencias y se ha llegado al punto de que la propuesta del Ejecutivo en materia electoral plantea la desaparición del INE.

Sin embargo, Morena podría considerar a las empresas encuestadoras contratadas para el proceso interno de elección de su líder nacional, porque demostraron su desempeño serio y profesional. Quizás hasta Monreal las aceptaría y estaría dispuesto a participar.

También no se debe perder de vista las encuestas que realizan algunos medios de comunicación, que sin duda cuidan su prestigio y credibilidad. Son referencia para la competencia de 2024.

Difícilmente quienes van abajo en los porcentajes, sobre todo en las encuestas que manejan El Universal y Reforma, tendrían posibilidades reales de alcanzar alguna de las candidaturas. La oposición (PAN, PRI y PRD) no apostaría por ninguno de los rezagados.

¿Por qué la persistencia de los que van abajo para seguir en el juego? Para ver qué posiciones pueden amarrar para el siguiente sexenio. Es lo que buscan, aunque no lo digan.

En el caso de encuestas realizadas por medios, llama la atención que incluyan a personajes que parecen metidos con calzador, por presuntos extraños intereses que se dan en batallas por el poder.

De cualquier manera, la conclusión es que en México sí hay encuestadoras prestigiadas y respetadas, en la que se podría confiar para decidir quien debe ser el candidato o la candidata presidencial.

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David Polanco

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