Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Como Miguel Ángel Mancera y Enrique Peña en 2012, hoy Omar García Harfuch es el rockstar del momento en la política en la Ciudad de México. Ayer, cuando anunció su intención de buscar la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno, leyó un mensaje de apenas 5 minutos, pero después se la pasó casi dos horas firmando autógrafos –literal– y tomándose fotos y selfies con quienes acudieron y llevaron apara echarle porras.
Los dos hechos mencionados perfilan el contraste entre fortaleza y debilidad de quien todo apunta será el candidato de Morena. Por un lado, su atributo: es conocido, le cae bien a la gente, lo ven como un artista o una figura del rock. Por otro, su flaqueza precisamente es a la hora de hablar en público, acaso por eso mismo leyó el mensaje, no improvisó, y no se metió en lío alguno de conceder preguntas para los periodistas que asistieron a la cobertura. Pero en algún momento será inevitable que ofrezca conferencias de prensa y que tenga que aceptar y responder preguntas que no sean a modo, y también participar en debates con quienes sean los abanderados de otras fuerzas políticas.
El mensaje de Harfuch se dio en un hotel al oriente de la Ciudad de México, enclavado en la demarcación territorial Venustiano Carranza, que gobierna Morena. El acceso fue sumamente controlado, vigilado por el equipo de escoltas que lo custodia, de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, pues quien ha ocupado ese cargo por Ley tiene guardaespaldas oficiales por al menos un año posterior a que concluyó el encargo.
Eligieron el salón Galicia, de unos 400 metros cuadrados en ese hotel, a donde el secretario de Inclusión y Bienestar Social, Rigoberto Salgado se lució, pues llevó a unas 300 personas desde Tláhuac, demarcación de la que fue delegado entre 2015 y 2018, en los días que Claudia Sheinbaum era la de Tlalpan. Ahí, gritonearon su porra principal. “¡Es un honor, estar con Harfuch hoy!”, derivada del “¡Es un honor, estar con Obrador!”.
Le hicieron una valla a Harfuch para que entrara al salón, al que llegó unos minutos antes de las 13:00 horas que estaba programado el mensaje, el cual inició en punto. Detrás de él, la escolta de políticos. Algunos: la vicecoordinadora de Morena en el Congreso CDMX, Guadalupe Morales; el experredista y diputado federal, Julio César Moreno, y el diputado local Jorge Gaviño. Por supuesto, no podía faltar Jesús Sesma, el legislador del PVEM que bautizó a Harfuch como el “Batman” de la CDMX.
Sin duda, el perfil de Harfuch no es de un político, y menos de uno de izquierda. Por eso, le pregunté a un conocido militante progresista de varias décadas, por qué estaba ahí para apoyar a Harfuch, que si no era contradictorio. Me respondió: “¿Qué por qué lo apoyo?, porque es la línea de Sheinbaum. No hay de otra”.
Acabado su anuncio, a Harfuch lo llevaron a un pequeño salón en la parte de atrás de donde dio su mensaje. Parecía que se iba a retirar, pero no. Se informó que ahí estaría para saludar a quien quisiera. Formaron una filia para irlos dejando pasar de cinco en cinco. Literal, la gente le pedía que le firmara la playera, alguna hoja que llevaba, un libro, la manta, lo que fuera para llevarse el autógrafo del rockstar del momento entre los políticos chilangos. Así el popular suspirante de Morena, quien de manera inevitable nos remite a Peña o Mancera, que fueron grandes candidatos pero sus gobiernos fueron a la inversa. Hoy, Harfuch no la tiene fácil para ganar. Lo veremos.
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