“Existe un antes y un después de Porfirio Muñoz Ledo para México”, valoró durante el homenaje Ifigenia Martínez, diputada electa y quien probablemente tendrá el privilegio de colocarle la banda presidencial a Claudia Sheinbaum el próximo de octubre. En Palacio, la valoración sobre el guanajuatense es otra. FOTO: GCDMX
“Existe un antes y un después de Porfirio Muñoz Ledo para México”, valoró durante el homenaje Ifigenia Martínez, diputada electa y quien probablemente tendrá el privilegio de colocarle la banda presidencial a Claudia Sheinbaum el próximo de octubre. En Palacio, la valoración sobre el guanajuatense es otra. FOTO: GCDMX

Mensaje Político

Alejandro Lelo de Larrea


Un busto –al que ni se parece–, en un pequeño parque parece ser, para la 4T, suficiente homenaje para el guanajuatense Porfirio Muñoz Ledo, uno de los personajes clave para la apertura democrática en México, sin el cual seguramente la izquierda no habría ganado en 2018. Así de poco agradecidos, así de pequeño el reconocimiento en comparación con su aportación.

Habrá quienes digan, peor es nada, y por ello hay que reconocerle el gesto al jefe de Gobierno, Martí Batres, pero sobre todo a la primera dama de la capital, Daniela Cordero, quien fue la principal impulsora de este homenaje, según dijo Inti Muñoz, titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano.

Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Cuauhtémoc Cárdenas fueron los creadores de la la corriente democrática del PRI en 1987, que 30 años después devino en el triunfo de López Obrador.

“Existe un antes y un después de Porfirio Muñoz Ledo para México”, valoró durante el homenaje Ifigenia Martínez, diputada electa y quien probablemente tendrá el privilegio de colocarle la banda presidencial a Claudia Sheinbaum el próximo de octubre. En Palacio, la valoración sobre el guanajuatense es otra.

Fue muy rápida la organización. Tras percatarse de que no les alcanzaría el tiempo para hacerla el 9 de julio, el primer aniversario luctuoso de Muñoz Ledo, se les ocurrió un vaporazo para el día 23, al cumplirse 91 años del nacimiento del extinto político. Después imposible. Batres ya se va.

Decidieron colocar un busto en el parque María Enriqueta Camarillo, en la colonia del Valle, porque fue el sitio donde creció Muñoz Ledo. Batres reveló que el guanajuatense era su compadre, –padrino de sus hijos–, y contó que en una comida en 2017, el guanajuatense le hizo prometerle que cuando muriera, si en algún momento llegaba a ser jefe de Gobierno, pusiera su nombre en ese parque. Hoy lo hizo.

Durante el homenaje este martes recordaron que Porfirio le puso la banda presidencial a López Obrador en 2018, como presidente del Congreso de la Unión. Pero nunca dijeron que en 2020, cuando Muñoz Ledo compitió para ser presidente nacional de Morena, ganó pero se la robaron e impusieron a Mario Delgado. Al menos eso fue lo que el guanajuatense denunció hasta su muerte. También acusó al gobierno de López Obrador, en ese mismo año, de haber cedido, de haberse doblegado ante Donald Trump y haberle entregado la soberanía nacional. Después, desde 2022 y hasta antes de su muerte, Porfirio Muñoz Ledo no dejó de acusar al gobierno de Morena, del presidente López Obrador, de nexos con el crimen.

Lo dijo así: “El presidente va a terminar su periodo de gobierno, la pista ya se le está acabando. Él piensa que puede heredar al siguiente gobierno su asociación con los delincuentes, y que eso le otorga mayor poder, porque además de tener la autoridad, los recursos del gobierno federal, a esto se suman a los del narcotráfico. Entonces, no hay nada que se le pueda oponer. A esto le llamamos en México el Maximato”, dijo Muñoz Ledo, quien lamentó que el movimiento de regeneración nacional se haya convertido en un “movimiento de degeneración nacional”.

Seguro por esto es que Batres, en su discurso tras develar el busto de Muñoz Ledo –que de última hora mal pegaron con cemento sobre un pilar–, se vacunó y dejó en claro que no siempre coincidió con lo que decía el guanajuatense, y que estaba cumpliendo una promesa, pero no se atrevió a más, acaso para que en Palacio no le vayan a jalar las orejas. ¿O sí? Lo veremos.

David Polanco

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