Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Cuando Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado de la República acusa –igual que el presidente López Obrador– que el Poder Judicial está podrido, sin duda habla con conocimiento de causa, porque también a él le toca beneficiarse de esa putrefacción, aunque termine exhibido porque sus cuates jueces son tan malos que no saben ni lo más elemental: fundamentar y motivar una resolución.
Un caso burdo y evidente de posible tráfico de influencia de Ricardo Monreal ocurrió este fin de semana: el viernes, el Tribunal Electoral de la Ciudad de México (TECDMX) ordenó un recuento total de votos para la elección de alcaldesa en la Cuauhtémoc, contienda que ganó la opositora Alessandra Rojo de la Vega a la candidata de Morena, Catalina Monreal, hija del senador zacatecano.
Este resolutivo vino precedido de otra circunstancia política: una declaratoria pública de Catalina Monreal con Clara Brugada, jefa de Gobierno electa, quien le manifestó todo su respaldo para quitarle la Alcaldía a Rojo de la Vega –en la mesa–, echando mano de ese Poder Judicial “podrido”, como lo califica López Obrador, quien mete en el mismo saco a todos los juzgadores: federales, estatales y por supuesto los electorales.
El resolutivo del TECDMX para ordenar el recuento total en la Cuauhtémoc fue montado por un personero de Ricardo Monreal: el magistrado presidente interino del organismo, Armando Ambriz Hernández, quien ya le ha hecho otros favores al senador que encabeza los foros para la reforma judicial, sin que después de este hecho se pueda decir que cuenta con la autoridad moral suficiente para hablar de una limpia en el Poder Judicial y votarla en septiembre, ya como coordinador de los diputados federales de Morena.
Armando Ambriz consiguió el apoyo de su par, el magistrado Osiris Vázquez Rangel, para hacerle este favor a Monreal, porque le debe su nombramiento por parte del Senado, avalado en octubre de 2019, a pesar de la oposición de Martí Batres –hoy jefe de Gobierno de la Ciudad de México–, quien no quería a Ambriz porque había agraviado a Morena, cuando en 2018 cabildeó en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) la validación del triunfo “fraudulento” del PAN en Puebla. En esos días, el hoy magistrado era secretario de Estudio y Cuenta del TEPJF.
Hacia finales de 2021 el mismo magistrado Ambriz le hizo otro favorcito a Ricardo Monreal: cabildeó en el propio TEPJF para salvar el registro del Partido Fuerza por México, ese que encabezaba formalmente Pedro Haces, pero que el verdadero “propietario” era el senador. Fracasó, como ahora en el caso Cuauhtémoc.
Hoy, Monreal debería hasta reclamarle a Ambriz su incapacidad jurídica, porque el resolutivo que hizo no estaba fundado ni motivado. Por ello, de inmediato se los rebotó la Sala Regional del TEPJF. Fue una pésima jugada política de los Monreal, que también afectó a Brugada e incluso dejó sin autoridad moral al senador y futuro diputado federal, para impulsar la reforma judicial.
Este grave error de los Monreal lo supo capitalizar muy bien Rojo de la Vega, quien consiguió un importante apoyo social, incluso con una concentración en el Ángel de la Independencia, en la que la dejaron sola los partidos políticos, afortunadamente para ella. Consolidó su triunfo y al evidenciarse que hasta Brugada quiere desestabilizar esa demarcación, es probable que haya quedado vacunada ante los embates que vendrán durante su administración. Lo veremos.
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