Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Hace unos días, la Fiscalía capitalina del ‘fiscal cuñado’ la emprendió de nuevo contra el candidato del PAN, PRI y PRD a la Jefatura de Gobierno, Santiago Taboada, lo que evidencia desconocimiento o desmemoria del jefe de Gobierno, Martí Batres. Él debería tener siempre presente que los chilangos reaccionan a la inversa cuando se percatan que desde el gobierno hay una persecución contra la oposición.
Ellos lo vivieron en carne propia en la historia reciente. En 1988, Cuauhtémoc Cárdenas, como candidato presidencial, fue víctima de una de las campañas más hostiles de que se tenga registro. La gente en la capital del país, sumamente molesta con el régimen priísta –hoy su símil es Morena–, le dio el triunfo inobjetable a Cárdenas en la capital. Ese no se lo pudo robar Carlos Salinas.
Más o menos lo mismo ocurrió en 1997, cuando Cárdenas compitió por el DF. El priísmo de aquellos días –que tanto se parece al morenismo de ahora– lanzó una embestida contra el ingeniero, pero entre más lo golpeaban, más crecía.
En el 2000, algo parecido. Se decía que Andrés Manuel López Obrador no cumplía el requisito de residencia para ser candidato a jefe de Gobierno. PAN y PRI impugnaron su registro ante el Tribunal Electoral del DF, que le ratificó la candidatura. Pero como la gente sintió que eran ataques contra el opositor, creció su apoyo. Por eso ya los partidos decidieron no apelar a la instancia superior.
Durante el desafuero en 2005 la gente en la capital interpretó que era una persecución política contra su jefe de gobierno, y salieron a defenderlo a las calles cientos de miles. No pudieron tumbarlo del cargo y el entonces presidente Vicente Fox se vio obligado a recular.
Desde que Morena perdió las elecciones en 2021 emprendió una persecución en contra de la oposición, en especial contra Santiago Taboada, porque desde entonces eran abiertas sus aspiraciones de ser jefe de Gobierno. De ahí armaron el expediente del supuesto “cartel inmobiliario”, mediante el cual no han logrado comprobarle nada a Taboada. Un alto funcionario de GCDMX me confió que no hay nada contra él.
Siguieron con otros ataques: le abrieron una investigación por lavado de dinero que llevó a nada; le interfirieron ilegalmente sus comunicaciones privadas a ver qué le encontraban, pero nada; le abrieron múltiples auditorías a su gestión como alcalde de Benito Juárez, y nada.
En el camino, Morena le ha puesto otros obstáculos a Taboada: en diciembre le negaron la licencia como alcalde para que pudiera contender por la Jefatura de Gobierno y tuvo que conseguir tal permiso en el Tribunal Electoral, lo cual indignó a los morenistas.
Hace un par de semanas quisieron celebrar la audiencia de un juicio contra 14 empresarios de la construcción, dizque implicados en el “cartel inmobiliario”. Tan no tenían nada y no quisieron hacer el ridículo antes de las elecciones, que mandaron la audiencia para dos semanas después de los comicios.
El miércoles pasado, acudieron a la casa de Taboada para notificarle de una denuncia en su contra, de una ex trabajadora de la Alcaldía, por supuestos hechos ocurridos hace un año. ¿Por qué presentó la denuncia ya en periodo electoral? ¿Por qué además actuó muy veloz esa Fiscalía? Porque la encabeza Ulises Lara, el cuñado del jefe de Gobierno, sin credibilidad, pues de la noche a la mañana obtuvo un título de abogado de una escuela patito. Batres lanzó un búmeran contra Taboada y le está allanando el camino. Lo veremos.
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