Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Sobre las cenizas del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), los consejeros Patricia Avendaño (presidenta), Sonia Pérez, Ernesto Ramos y Bernardo Valle construyen sus candidaturas al Consejo General del Instituto Nacional Electoral y de Consultas (INEC), que sustituirá al INE cuando se apruebe el “Plan C” del presidente López Obrador.
Los cuatro, sin recato, desde hace varios años, al parecer se han disputado el trono de quién es más servil a Morena, a Claudia Sheinbaum (en su momento), al actual jefe de Gobierno, Martí Batres; y ahora a Clara Brugada, la jefa de Gobierno electa.
Pero eso no les garantiza nada para llegar al INEC, porque como ellos hay otros 30 o más consejeros electorales serviles a Morena en las entidades federativas que buscan el mismo cargo. Es una fila muy larga, y lo que les complica más es que en vez de 11, serán 7 consejeros. Son pocos huesos para muchos… Además, es altamente probable que algunos de los actuales consejeros repitan, como premio a su sumisión a López Obrador: Guadalupe Taddei, Norma de la Cruz, Jorge Montaño. O también esta vez sí pueden elegir a Bertha Alcalde y seguramente lo disfrutaría mucho Morena, por aquello de que la hermana Luisa va a ser presidenta de Morena.
Tampoco es que la sumisión, el servilismo de consejeros electorales sea algo nuevo con la “4T”. Ahí está el muy patético y triste caso de Luis Carlos Ugalde, quien como presidente del entonces Instituto Federal Electoral en 2006 operó a favor del PAN y del entonces presidente Vicente Fox, quien tenía una alianza con la madrina del consejero, la maestra Elba Esther Gordillo, para favorecer a Felipe Calderón.
Los cuatro consejeros IECM ya se sienten con un pie adentro del INEC. El más confiado es Ernesto Ramos, porque hace dos años vendió su alma a Morena para llegar a la tómbola final de la que salió el papelito a favor de Guadalupe Taddei, y cree que por eso ahora le toca. Además, presume ser cercano a la futura secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. Sin embargo, le resta fuerza que Claudia Sheinbaum identifica a Ramos como cercano a Brugada, a quien apoyó en su campaña, pues con todo el cinismo del mundo se le veía en las reuniones de campaña con ella. Los diputados federales del PAN lo van a vetar, pero no queda claro si eso incidirá en su favor o en su contra.
La presidenta del IECM, Patricia Avendaño no es bien vista en Morena en lo general, salvo por algunos cuya influencia es más local: el consejero jurídico del GCDMX, Néstor Vargas, la coordinadora de Morena en el Congreso capitalino, Martha Ávila, y su amiga la diputada Xóchitl Bravo.
A Sonia Pérez la ha empoderado Avendaño en el IECM. Designó a su ex coordinador de asesores, Bernardo Núñez como secretario Ejecutivo del IECM, pero su fuerza no alcanza la esfera nacional de Morena.
Bernardo Valle es fundador del IECM (1999). Fue escalando posiciones, siempre gracias a su inclinación hacia el PRD y después a Morena, donde el ala dura lo considera un militante más, con camuflaje de consejero imparcial. Eso le favorece, pero tampoco alcanza a tener la fuerza necesaria para que Sheinbaum optara por él y no por Taddei, o Alcalde, por ejemplo.
No está fácil que las cenizas del ICEM alcancen para que alguno de los cuatro logre ser designado por la Cámara de Diputados como consejero del INEC. Lo veremos.
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