Durante más de 2 años, con carretadas de dinero –por supuesto en cash–, el oficialismo, los cercanos a Claudia Sheinbaum y más recientemente a Clara Brugada, han querido establecer en el ánimo social que son imbatibles en las urnas, que en efecto la elección del próximo domingo es “mero trámite”. FOTO: Especial
Durante más de 2 años, con carretadas de dinero –por supuesto en cash–, el oficialismo, los cercanos a Claudia Sheinbaum y más recientemente a Clara Brugada, han querido establecer en el ánimo social que son imbatibles en las urnas, que en efecto la elección del próximo domingo es “mero trámite”. FOTO: Especial

Mensaje Político


Alejandro Lelo de Larrea


Durante más de 2 años, con carretadas de dinero –por supuesto en cash–, el oficialismo, los cercanos a Claudia Sheinbaum y más recientemente a Clara Brugada, han querido establecer en el ánimo social que son imbatibles en las urnas, que en efecto la elección del próximo domingo es “mero trámite”.

No lo lograron. Les falló el “cártel de encuestadores” por atascados y burdos, por inflar las supuestas ventajas a niveles inverosímiles, que acabaron con la poca credibilidad que le quedaba a los llamados estudios demoscópicos. A cinco días de la elección, oficialistas y opositores, gobiernistas y antigobiernistas, lopezobradoristas y antilopezobradoristas, la sociedad en su conjunto tiene una sola conclusión: no hay nada para nadie. El humor social es que el domingo puede ganar lo mismo Sheinbaum que Xóchitl Gálvez; Brugada que Santiago Taboada. Cientos de millones de pesos tirados a la basura en pagar encuestas chafas, que también pueden funcionar como una herramienta para que Sheinbaum y Brugada reclamen fraude, en caso de perder.

El “cartel de encuestadores” es fácil identificar: son aquellos que sin el menor rubor le han dado ventajas increíbles a Sheinbaum y a Brugada, ella con su dizque 15% de superioridad, algo que ni ellos se creen. Son las mismas empresas –muchas fantasma– que truquean y cucharean a nivel nacional y local. Prácticamente todas tienen contratos con la federación, con los gobiernos estatales de Morena, con el partido político, sus candidatos. Pocas son las firmas ajenas al “cartel de encuestadores”, pero seguramente todas quisieran estar ahí cobrando en grande por mentir.

Es un gremio podrido, corrupto, que pone en su encuesta los resultados que quiere el cliente, que las hace mentir en escuadrón: las presidenciales le dan a Sheinbaum del 20% en adelante; las de Brugada el 15%, más o menos. Tampoco se salva prácticamente ninguno de los estudios de opinión que difunden medios de comunicación. Ahí están metidos encuestadores que desde finales del siglo pasado y principios de este forman parte de ese cartel.

Habrá quienes piensen que el gremio de encuestadores anda muy necesitado, y otros que son unos atascados. Me quedo con la segunda. Casos tan burdos como el de Enkoll, que ahora se sabe, según el diario Animal Político, le renta oficinas a Brugada, en un evidente conflicto de interés. Si antes no tenían credibilidad, ahora menos, y se llevan en el descrédito al diario que las difunde: El País.

También por ahí anda otro medio que tiene su origen en el norte de México, y que desde octubre que cambió a quien dirige su área de opinión pública ha difundido varios estudios verdaderamente aberrantes. La semana pasada, la encuesta de la CDMX sólo la creyeron los de Morena. Por eso el lunes su director tuvo que escribir en su artículo una defensa a su estudio demoscópico.

¿Qué encuestadora se salva? Una que ha cobrado relevancia es Massive Caller, que para sus críticos, principalmente los del cartel de las encuestas, no hacen estudios de opinión pública, sino un tracking –sondeo rápido vía telefónica–, del que no pueden negar es muy útil en las campañas, pues en esta caso traen una serie de varios meses. Lo seguro es que no son parte del “cartel de encuestadores”.

Este miércoles saldrán las últimas encuestas previas a la elección. Es previsible que darán hasta 15% o más de ventaja para Brugada, y para Sheinbaum todavía más amplia la diferencia. El lunes tendrán que rendir cuentas de lo que todo apunta será un nuevo fracaso, pero qué importa si se llevan las maletas retacadas de billetes. Lo veremos.

David Polanco

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