+Para recibir visado humanitario, arriba Krystsina Tsimanóuskaya

+La velocista partió de los Juegos de Tokio, tras ser amenazada con la repatriación

+Por criticar a la Federación de atletismo de su país, que encabeza el hijo del presidente

+Temía ser encarcelada a su regreso

+El gobierno de Estados Unidos calificó la situación contra la deportista de “intolerable acto de represión” 

Ciudad de México, 05 Agosto (CDMX MAGACÍN/JESÚS YAÑEZ).- La velocista olímpica bielorrusa Krystsina Tsimanóuskaya, que partió de Tokio de forma precipitada por un conflicto con las autoridades deportivas de su país, llegó anoche a Polonia, donde le concedieron un visado humanitario, pues teme represalias en Bielorrusia, llamada la “última dictadura de Europa”. Ser encarcelada, entre otras.

El avión de la aerolínea polaca LOT procedente de Viena, donde hizo escala, aterrizó en Varsovia a las 18H11 GMT.

Amenazada de ser repatriada por la fuerza a Bielorrusia tras haber criticado a la federación de atletismo de su país en los Juegos Olímpicos de Tokio, la atleta de 24 años debía tomar un vuelo directo de Tokio a Varsovia.

Pero cambió de itinerario en el último minuto.

“Tsimanouskaya llegó sin dificultades en Varsovia”, informó vía Twitter el viceministro polaco de Relaciones Exteriores, Marcin Przydacz.

En el aeropuerto, no se dirigió hacia la terminal de llegada de pasajeros, pero sí pudo reunirse con el opositor bielorruso Pavel Latushka.

“Esperamos que la agonía de este régimen toque fin pronto y que Krystsina pueda volver, para conquistar nuevas cumbres deportivas en la nueva Bielorrusia,” publicó este último en sus redes sociales, con una foto del encuentro en la terminal aérea.

En Viena, donde su vuelo aterrizó poco después de las 13 horas, tiempo local, un vehículo negro, seguido de dos coches de policía, esperaba a Tsimanouskaya, cuyo asunto dominó en los últimos días la actualidad extra deportiva en Tokio.

“Se trataba de preservar su seguridad”, explicó a la prensa el secretario de Estado austriaco, Magnus Brunner, quien acudió a su encuentro, según fotos oficiales donde se ve a la atleta en jeans y mascarilla roja.

“Está en buena forma, dadas las circunstancias. Naturalmente, se preocupa por su familia. Está cansada y tensa después de los acontecimientos de estos últimos días”, dijo Brunner a la prensa después de hablar brevemente con ella, destacando que la deportista se encuentra nerviosa sobre lo que le espera.

El incidente provocó la condena internacional de Bielorrusia, una antigua república soviética gobernada con mano de hierro por el presidente Alexander Lukashenko desde 1994 y cuyo hijo, Viktor, dirige el Comité Olímpico nacional.

Crítica de EU

Hace dos días, de acuerdo con versiones periodísticas, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, arremetió contra el Gobierno bielorruso. Y acusó al país de cometer un “intolerable acto de represión” contra Tsimanouskaya, que denunció el domingo que las autoridades de su país intentaban obligarla a abandonar Japón contra su voluntad.

“El régimen de (Alexander) Lukashenko busca cometer otro acto de represión transnacional”, aseveró el jefe de la diplomacia estadounidense, que acusó a Minsk de “tratar de forzar” la salida de Tsimanouskaya del territorio nipón, en el marco de los Juegos Olímpicos.

Blinken lamentó así la actitud del Gobierno bielorruso, que estaría tomando medidas contra la atleta por “simplemente ejercer su derecho a la libertad de expresión”.

“Estas acciones violan el espíritu olímpico. Son una afrenta para los derechos más básicos y no pueden ser toleradas”, añadió.

La atleta manifestó el domingo su miedo a acabar en la cárcel tras criticar a su propio comité olímpico, encabezado por Viktor Lukashenko.

“Pido ayuda al Comité Olímpico Internacional. Están tratando de sacarme del país sin mi permiso y le estoy pidiendo al COI que se involucre”, sostuvo.

La corredora de 200 metros había expresado previamente sus críticas contra el comité bielorruso por obligarla a correr en un evento de relevos con poca anticipación.

El equipo olímpico de Bielorrusia anunció más tarde que la habían retirado de la competición debido a su “estado emocional y psicológico”.

Incluso fue señalada por su gobierno de carecer de “espíritu de equipo”.

El presidente, Lukashenko, está acusado de manipular las últimas elecciones presidenciales y de emplear tácticas autoritarias para silenciar a sus opositores.

Meses después de las elecciones, más de 1.500 atletas bielorrusos publicaron una carta abierta en la que exigían la convocatoria de nuevas elecciones y el final inmediato de la represión policial contra la oposición.

El caso de la atleta, que sacude los Juegos desde el domingo, llega tras casi un año de feroz represión de cualquier protesta en Bielorrusia, una antigua república soviética situada entre Rusia y la Unión Europea (UE) y gobernada con mano de hierro desde 1994 por el presidente Alexander Lukashenko.

Según Alexander Opeikin, director ejecutivo de la Fundación Bielorrusa de Solidaridad Deportiva (BSSF), una organización que apoya a los deportistas en el punto de mira de las autoridades de Minsk, Krystsina Tsimanouskaya “está aguantando”.

Está claro, puntualizó, “que es una situación estresante, no solo para los deportistas, sino para cualquier persona que se vea sometida a tal presión.”

La representación diplomática estadounidense en Bielorrusia celebró en Twitter las “medidas rápidas de las autoridades japonesas y polacas”, que permitieron “escapar a los intentos del régimen de Lukashenko de desacreditar y humillar” a la deportista por “haber expresado sus opiniones”.

David Polanco

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