En Otro Canal
Armando Reyes Vigueras
Lo ocurrido en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México sigue dando de qué hablar. Lo publicado por The New York Times ha pegado en la línea de flotación del proceso de sucesión para 2024 en Morena, además de ahondar en una herida abierta en dicho movimiento y sus preferencias electorales. Pero todo indica que esta historia tiene más páginas que conoceremos en breve, pues faltan los peritajes de la Fiscalía de la Ciudad y las respuestas de los involucrados, aunque eso sí, hubo muertos, pero no responsables hasta el momento que enfrenten a la justicia.
Entre incidentes y tragedias
El hecho de que lo sucedido se quisiera reducir a un “incidente” y la directora del Metro, Florencia Serranía, continúe en el puesto, cuando en el pasado por hechos similares –como el Paso Express en Cuernavaca– se provocaron airadas reacciones que exigían la renuncia de los funcionarios involucrados –hechos por quienes ahora minimizan el tema–, muestra que se trata de un evento que no se ha sabido asimilar al interior de la 4T.
Pero que no se nos olvide que durante la actual administración capitalina el Metro de la Ciudad de México ha tenido ya varios “incidentes” que han costado vidas, como el incendio del Centro de Control, el choque en la estación Tacubaya y un número de eventos trágicos que muestran que si algo se ha desatendido –pese a lo dicho por los defensores de la 4T– es, precisamente, el mantenimiento del Sistema de Transporte Colectivo.
El presidente López Obrador, dentro de su burbuja en Palacio Nacional, declaró que –a propósito de los resultados electorales del pasado 6 de junio– que la gente entendía que esas cosas pasaban y que hasta podía haber muertos, algo que no creo se comparta en las casas de quienes fallecieron a raíz de algo que se pudo evitar si la construcción de dicha línea –como apunta el peritaje– se hubiera hecho de manera correcta y las dos administraciones capitalinas siguientes le hubieran dado un adecuado mantenimiento.
Curiosas reacciones
Es curiosa la reacción que tuvieron algunos integrantes de la cúpula morenista luego de la tragedia en la estación Olivos.
Una senadora de Morena aseguró que había personas que habían movido la trabe, en tanto que en redes sociales varios usuarios identificados con la 4T impulsaron la teoría de un atentado.
Claudia Sheinbaum llamaba incidente a lo sucedido que costó 26 vidas, en tanto que el presidente López Obrador cerraría este desfile diciendo que la gente que vive en esa zona entiende que esas cosas pasen y que haya muertos.
Pero poca aceptación de culpas o responsabilidad, incluso algunos morenistas se adelantaron a culpar a Miguel Ángel Mancera, el anterior jefe de gobierno, de tener la culpa por no darle mantenimiento –claro que también él tiene cola que le pisen–, algo que también implica a la actual jefa de gobierno.
Total, que al igual que en las elecciones todo se debe a un factor externo y no a errores propios, ya ven que la 4T todo lo hace bien y si hay críticas es por la mala fe de sus adversarios.
Asimismo, en redes sociales, cualquier crítica u observación sobre el hecho es atajada con el señalamiento de que se trata de un discurso de la derecha y es, por lo tanto, falso, a lo cual se agrega la acusación de que se está politizando el tema para sacar beneficio del mismo, como si las voces que insistían en que se debía hacer justicia en el caso Ayotzinapa –con todo y pase de lista que buscaba conmover la conciencia ciudadana, con disculpas de que “perdonen lo necio”– no fuera algo igual a lo que sucedió en mayo pasado.
También es de llamar la atención la multiplicación de plumas que buscan defender a la 4T de lo sucedido, como si las víctimas estuvieran en el Zócalo capitalino o la cancillería, no en la delegación Tláhuac o entre los ciudadanos que buscaban trasladarse hacia sus hogares, pues muchos de estos escritores –que antes criticaban a quienes defendía a Peña Nieto o al PAN– ahora se comportan de la misma manera que antes señalaban, quizá porque ahora sí les llegaron al precio o porque ven la oportunidad de desquitarse de ciertos agravios.
¿Quién aceptará la responsabilidad por lo sucedido en la Línea 12 del Metro?
Es claro que para la clase política que tenemos eso es un imposible, más para la que actualmente está en el poder, pues no ha reconocido un solo error o mala decisión desde que inició el sexenio y miren que ha habido varios –desabasto de medicinas, manejo de la pandemia, economía–, por lo que es muy probable que nos quedemos sin un solo responsable en ese segmento.
En otros países, ante hechos similares, se presentan renuncias y se ofrecen disculpas por lo sucedido, pero aquí no, ya ven que esas cosas pasan y la gente entiende esto como algo de la suerte, destino o fortuna.
A pesar de que los peritajes apuntan a malas decisiones, algunas provocadas por prisas para contender por un cargo de elección, finalmente los que pagarán con cárcel lo ocurrido serán algunos responsables de las obras y hasta ahí, porque atentar contra las posibilidades presidenciales de algunos de los mencionados será algo muy difícil que ocurra.
Así que, como en otros percances sucedidos en el pasado, tendremos un nuevo velo de impunidad que cubrirá a la clase política actual, por mucho que se quiera disfrazar con otros colores partidistas.
La mezcla de soberbia e impericia, va a dejar una pesada herencia negativa de aquí a 2024.
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