Línea Fifí

Por Martín de J. Takagui

El ejercicio de la política, sin duda, es una actividad humana y es el servicio hacia los semejantes, por ello la política debe ser el conjunto de esfuerzos individuales y colectivos en beneficio de la comunidad para la que sirve el político.

El fin último de la política es el bien común, es la consecución de acciones concertadas, negociadas e impulsadas para llevar beneficios a la comunidad; por lo que los gobiernos tienen a la política como una columna vertebral para guiar las acciones que un pueblo espera de sus gobernantes.

El sentido humano de un gobierno es tan profundo como la sensibilidad de quien encabeza esa administración pública y se constituye como una característica que puede ganar la confianza de la población.

La noche del pasado 3 de mayo, el mundo se vio consternado al conocer la noticia de que una desgracia había ocurrido en la capital mexicana, cuando dio la vuelta al orbe la imagen de un convoy del metro que se había desplomado inexplicablemente con centenas de pasajeros, de los cuales han resultado hasta ahora 26 muertos, entre ellos un menor de edad y casi un centenar de heridos en diversas magnitudes.

Sin duda un gobierno con sentiodo humano, antes de cualquier otra situación la prioridad debiera ser salvar vidas y atender a los heridos, atender y consolar a los deudos de los difuntos, poner a salvo todos los derechos de las víctimas.

Pero en este caso, ni el gobierno de la Ciudad de México, a cargo de Claudia Sheinbaum ni el gobierno de la República, a cargo de Andrés López Obrador hicieron nada por atender a las víctimas ni por sus familiares.

Dónde está mi familiar, dónde está mi hijo, no encuentro a mi madre, mi hermana estaba ahí, pero nadie sabe a dónde se la llevaron, eran las expresiones de los familiares, bueno es el colmo, en un espacio de 500 metros cuadrados, es la fecha en que una persona sigue desaparecida ni el gobierno ni los familiares han podido dar con esa persona.

La prioridad del gobierno de la República y del gobierno de la CDMX fue en primera instancia encontrar la forma de deshacerse de las culpas y de las responsabilidades, la directora del metro, Florencia Serranía no apoareció, sino hasta el día siguiente.

En ese caso la parte humana de los gobniernos nunca apareció y fue aún más lejos, cuando al día siguiente un reportero le preguntó al presidente López Obrador la razón por la que no había visitado a los heridos ni a los deudos de los fallecidos, simplemente mandó “al carajo” esas posiciones, aseguró que se trata de acciones que “solamente sirven para salir en la foto”

Al carajo con esas cosas, dijo López Obrador, demostrando su falta de sensibilidad y acusando que son acciones que hacían los “conservadores” dijo que se trata de actitudes hipócritas que no iban con él y que esas cosas no las haría.

El despotismo presidencial y el cinismo con que lo expresa nunca antes se había visto, la falta de sensibilidad política es evidente.

Sin duda el conservadurismo del que habla López Obrador sí tuvo un sentido humano, que hoy al pueblo de México le haría muy bien. Sin duda el bono democrátrico con el que  AMLO llegó a la Preisdencia de la República se ha desgastado.

Sin duda se están elaborando facturas que el “pueblo sabio” habrá de cobrar muy pronto, el próximo 6 de junio habrá elecciones federales para la frenovación de la Cámara de Diputados y, como la autoridad electoral lo ha dicho” serán las elecciones más grandes de la historia.

De ese mismo tamaño podría ser la desilución y la frustración del presidente López Obrador y de su partido, que llevan ya muchos adeudos acumulados con la sociedad mexicana.

Las urnas hablarán muy pronto y gritarán lo que la gente quiere decirle a este gobierno.

Sigamos por la Línea Fifí.

David Polanco

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